Sunday, December 03, 2006

NADA ME HAN ENSEÑADO LOS AÑOS


Voy al destierro nuevamente más allá de todas las distancias,
hácese niebla el vago recuerdo enroscándose
por los vericuetos de las rocas, hasta el más triste sonido
siendo nada entre nada.

Despejo las sombras entre las sombras chocando con los espejos
negros que bajan sus cortinas amargas.

Me dicen que no estás porfiando,
voy por las soledades insistiendo tu nombre.

Recuerdo haber estado algún día a orillas de un mar especial.
no encuentro hoy esos vedados caminos, giro insistentemente
como hormiga loca perdida entre tantos caminos.

Trepa cargada de colores y luces la redonda tarde
deletreando el rostro de la brisa,
hace danzar multitudes de silencios
cuyos ojos caen torvos de cuervos graznando rabia y desprecio

ulula la furia y sus plumas,
esa bestia esmeralda desatada en la noche.

Sonámbulo busco las campanas que en su tañido,
escriben por bandadas tu nombre.




“DE MIS BRAZOS TE LLEVAN”

Mientras el girasol inclina el olor de la atmósfera
viajera, salta esta boleadora silbando serranías
tranquilas e inmensas.

Acércame al río de tu piel alabastro y ternuras.

Inútilmente me apeno recordándote.

Veo los ojos entristecidos de mi niño
que cada tarde escuchaba el cántico de tu voz.

“A lo loco platico contigo”

La vacilación salpícame sus vientos angustiales,
ayer no más, tú y yo, nos decíamos lo que
acontecía gota a gota, ¿nos leería la distancia
en su carpeta del éter?

“A lo lejos alguien canta”

Lo aprendido del amor inútilmente
sorbiendo el blanco vino en la vidriosa
taza florida encantando luciérnagas,
encendiendo nuestra sangre.

Tu retrato frente al mar, ese,
me despierta cada mañana de la misma manera.

El luto de abrir los ojos me silencia.







"OTRA VEZ A BRINDAR CON EXTRAÑOS"


Esta vida se va por algún rincón teñida de
madreselvas tristemente grises como la muralla
por la que trepa en el patio boscoso de soledad.

Misteriosas atrevidas arañas largas e inmemoriales
trepan el veneno de su pena
llorando en mi cuerpo al revolcarse
en los torbellinos del alma que guarda luto
celosamente hasta, hacerme el vino perder los sentidos.

Brindamos un brindis de acíbar.

Nunca te esperé tanto como hoy,
cansado de sillones opacos
donde se estira la serpiente inmensa del silencio,
y su orquesta desolada.

Esperé tu voz, y no llegó ese sonido armonioso.











CERCA MUY CERCA DE MI

¡Hola!, ¿cómo estás? Quería saber si te encuentro
entre los presagios de la multitud sin rumbo,
moviendo el enloquecido oleaje humano, por las tardes.

Entramos al café de los poetas,
en la biblioteca añosa, tomados de la mano, mientras,
viene entrando la noche con su capa indiferente.

El rincón nuestro con botellas y velas encendidas.

Hondamente nos miramos gota a gota,
las manos nos tiemblan,
el cigarrillo deja una ceniza redonda,
tu pelo cautiva el sustancial humo
brotando del manantial de tu boca y apasiona
sentirlo cuando te acaricio.

La cuchilla de la separación suelta
su aliento luctuoso premonitorio
de un largo viaje sin retorno.

Aquí estoy con mis brazos caídos
soltando las nubes que trizan
los recuerdos. Quebrado ya el cristal,
en que quedó la esencia misma de tu cuerpo.

(Poemas de "Y en el último trago nos vamos")

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