Thursday, September 11, 2008

Celia.

Cuando Celia nos pidió el año pasado, en junio del 2007, que presentáramos en Argentina su libro Apuntes revolucionarios. Cuba, Venezuela y el socialismo internacional ([Buenos Aires, Fundación Federico Engels, 2007], colección de artículos suyos de internet, en gran parte publicados por nuestro común amigo y compañero Luciano Alzaga, quien mucho contribuyó a difundir el pensamiento de Celia y a hacerla conocida fuera de Cuba) se lo dijimos públicamente. Allí recordamos esos dos trabajos "olvidados", previos al libro de Celia y precursores con treinta años de distancia del de ella. Lejos de cualquier petulancia o autosuficiencia, tan común entre algunos gurúes de la izquierda académica, ella ni se ofendió ni se enojó. No pretendía descubrir por enésima vez la pólvora. Con humildad extrema, casi exagerada, Celia respondió que ella se consideraba una "recién llegada" al mundo de la teoría política y social y reconocía que sus planteos hetorodoxos (se los mire por donde se los mire) no nacían de la nada, sino que prolongaban una tradición previa.

¡Esa era Celia! Ese gesto la pintaba de cuerpo entero. No necesitaba vanagloriarse de nada. Sencillamente porque tenía mucho para decir. Sólo los mediocres necesitan aferrarse a las formas, porque carecen de contenido propio. Esa noche, en la presentación de su libro, casi doscientos jóvenes desbordaron el lugar. Celia terminó hablando encaramada a una mesa, rodeada de un mar de militantes de diversas tribus de izquierda (no sólo argentina, hasta sandinistas había y Celia discutió con ellos, sin dejar de reivindicar la revolución de 1979). Ella sola logró reunir las diversas capillas de nuestra dividida izquierda, luego de años y años de hegemonía populista, reformista y posmoderna.

El propio Löwy hace referencia a Celia en su última investigación sobre el Che y el guevarismo actual. Cuando el investigador brasileño nos envió los borradores de un capítulo de su libro para recibir sugerencias y opiniones, le preguntamos: "¿No vas a incluir entre los guevaristas actuales al Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) de Chile? ¿Y a Celia en Cuba?". Igualmente, con la misma humildad, el historiador e investigador los incluye en la edición final. Sobre ella, Löwy hace referencia allí a " los escritos fogosos de Celia Hart " destacándolos entre las últimas expresiones del guevarismo contemporáneo (Véase Michael Löwy y Olivier Besancenot: Che Guevara: una braise qui brûle encore [Che Guevara una brasa que todavía quema] París, Mille et une nuits, 2007. Capítulo "La herencia guevarista en América Latina". p. 153). Cuando ese libro ganó la calle, sus dos autores, inspirados en Trotsky pero también en el Che Guevara, fueron acusados inmediatamente —como si fuera algo gravísimo— de "guevaristas"...

Irrefrenable, repleta de entusiasmo militante, Celia escribía siempre con urgencia. Mandaba a sus amigos sus textos pidiendo observaciones de última hora, preguntaba en qué página de qué libro se encuentra tal o cual cita y así discutíamos, con franqueza, con lealtad, fraternalmente, sin dobles mensajes, sin calcular favores institucionales o conveniencias mezquinas.

El último intercambio que tuvimos fue sobre una subvariante del trotskismo argentino: el morenismo, corriente que la invitó por última vez a nuestro país. Cuando nos pidió nuestra opinión, volvimos a reiterarle lo que siempre le habíamos manifestado. Desde una posición de respeto por la abnegación de una militancia muchas veces sacrificada, considerábamos inocultable, y así se lo transmitimos a ella, la enorme distancia que separaba en el morenismo una retórica altisonante y una escritura encendida de una prolongada historia mundana, terrenal, en gran medida reformista. Le proporcionamos ejemplos concretos de la historia argentina que Celia no tenía porqué conocer. Conductas no siempre dignas ni decorosas que, a nuestro modo de ver, no derivaban de la "maldad" y menos de la "traición" individual de tal o cual dirigente político —por lo general esforzados y muy sacrificados— sino de una concepción y una estrategia política a nuestro modo de ver errónea, muchas veces acríticamente institucional y electoral.

A partir de este ejemplo puntual y de muchos otros interrogantes compartidos durante años, con Celia conversamos sobre las polémicas históricas que en su oportunidad enfrentaron a los partidarios de Nahuel Moreno con los de Mario Roberto Santucho, asesinado por la dictadura militar en 1976 (uno de los principales líderes del guevarismo en Argentina y en el cono sur latinoamericano —donde compartió trincheras y organizaciones con el chileno Miguel Enríquez, el uruguayo Raúl Sendic y los hermanos bolivianos Inti y Coco Peredo). Celia siempre me repetía la misma frase, me lo transmitió oralmente, cara a cara, en más de una conversación, y también por escrito: " Tú sabes, querido Néstor, que mi partido es el del Che Guevara y el de Robi Santucho ". Nunca me lo dejó de repetir.

Celia tenía insistencias. Una de ellas era la necesidad de diálogo real y unidad concreta entre las diversas izquierdas. No unidad con fracciones del poder sino unidad de las izquierdas, donde las diferencias no siempre son contradicciones antagónicas.

Por ejemplo, cuando en septiembre de 2007 el Colectivo Amauta y la Cátedra Che Guevara organizaron un corte de avenidas (Callao y Corrientes, en pleno centro porteño) y una clase pública en defensa de los presos políticos, Celia no falló. Junto a mensajes recibidos de todo el mundo, la extensa, emotiva y comprometida carta que Celia nos envió por los presos representó con dignidad la voz cubana en esa actividad unitaria, donde convergían corrientes muy diversas. Celia actuaba eludiendo cualquier tentación de guiarse por la razón de Estado. No tenía en mente ni priorizaba las relaciones diplomáticas entre el Estado de su país y el gobierno de Kirchner, sino que estaba más preocupada por la situación de los presos políticos argentinos entonces en huelga de hambre. Era lo más lógico.

Más tarde, el Colectivo Amauta y la Cátedra Che Guevara lanzaron la iniciativa de organizar un Seminario Guevarista Internacional para junio de 2008. Celia nos volvió a escribir. Nos contó que la habían invitado para inaugurar un monumento oficial al Che en la ciudad de Rosario (Argentina), donde junto a sectores de izquierda también concurrirían otros afines al gobierno de Kirchner y a corrientes de la socialdemocracia local. Según ella nos dijo, no aceptó aquella invitación. Nos aclaró que ella no buscaba lucirse haciendo "portación de apellido prestigioso". Tampoco quería contactos oficiales del gobierno argentino ni le interesaban. Optó por apoyar la iniciativa del Seminario Guevarista Internacional pero con un planteo propio. Se ofreció a participar personalmente (viaje que no se pudo concretar pues los organizadores no oficiales no contaban con dinero para su pasaje) y además prometió batallar por convencer a los numerosos nucleamientos inspirados en el trotskismo para que apoyen la movida que se hacía en defensa del Che y de la revolución cubana. Le aclaramos que probablemente esas organizaciones no apoyarían, pero ella insistió y trató de convencerlos. Así se lo hizo saber a varios compañeros a quienes les envió cartas con sus reclamos. Delante de varias organizaciones piqueteras leímos su adhesión al evento, con gran entusiasmo.

¿Por qué Celia apoyó esta otra iniciativa? ¿Habrá sido por amistad personal? Sinceramente no lo creo. Estoy seguro que también tenía muchos amigos y admiradores en las filas afines al acto oficial. Quizás nos equivoquemos, pero sospechamos que su intención apuntaba siempre a sacar al Che del póster y la estatua, para recuperarlo como quien fue realmente, alguien indomesticable, que no generaba suspiros condescendientes o nostálgicos sino enojos, diatribas e incomodidades en la sociedad oficial y en las corrientes reformistas que tanto lo denostaron.

En la última conversación que mantuvimos antes de este desafortunado accidente, Celia me llamó por teléfono desde Buenos Aires. Había estado pocos días en Argentina. Cuando me dijo que no iba a poder participar esta vez de la Cátedra Che Guevara la insulté cariñosamente, dada la confianza mutua que teníamos. Pegó una carcajada. Volvió a pedir disculpas y de ahí en más la conversación derivó hacia los problemas de la política argentina y el debate latinoamericano sobre la insurgencia colombiana y los ataques de Uribe. Celia tampoco vaciló en ese tema. Empezó con el entusiasmo de siempre a defender a los hermanos y hermanas de las FARC colombianas y nos planteó su convencimiento de que hoy más que nunca la izquierda latinoamericana en sus diferentes variantes y grupos debería apoyar a la insurgencia. La interrumpimos recordándole que los teléfonos en Argentina están intervenidos por la policía y no convenía discutir sobre ese tema de esa manera. Se rió mucho cuando le dije que recordara que no estaba en Cuba, y que era mejor que retomara las prácticas de los tiempos en que su mamá y su papá tenían que cuidarse de los cuerpos represivos y de inteligencia. Ese fue nuestro último diálogo, hace apenas pocos días.

Así fue siempre Celia. Un tanque vietnamita ingresando en la embajada yanqui, un tanque soviético tomando por asalto Berlín. ¡Imparable! Nada la detenía. Un huracán de energía militante.

Nunca asumió ni le interesó una posición "decorativa". Podría haber vivido cómoda, disfrutando, ajena a la política, de sus apellidos prestigiosos. Esa opción no la sedujo en lo más mínimo. Es más, estoy seguro que la despreciaba. Siempre su interés era militante, incluso si eso le traía "problemas" por los líos en que se metía. Sus palabras preferidas no eran "a ver cuando nos tomamos unos tragos" (aunque también los hemos tomado) sino que priorizaba invariablemente el debate político, las tareas, los desafíos militantes a escala continental, sin perder el humanismo cotidiano.

Nada de nostalgia por el pasado, toda la voluntad puesta hacia adelante. Quizás por eso Celia amaba tanto a Julio Antonio Mella, quien alguna vez escribió "Todo tiempo futuro tiene que ser mejor".

Muy lejos geográficamente de Celia pero siempre muy cerca suyo en el corazón y en los ideales, le enviamos un abrazo enorme a su papá Armando Hart, a sus hijos, a toda su familia, a sus compañeros de Cuba y de todo el mundo, que tanto la quisieron y la querrán.

¡Querida compañera Celia, hasta la victoria siempre!

Buenos Aires, 8 de septiembre de 2008

Palabras de amor para la Celia Hart que conocí, in memoriam
Elogio de la insumisión
Hay noticias que a uno le gustaría no creer de lo dolorosas que son. Un amigo muy querido me comunica por correo electrónico la muerte de Celia Hart en un estúpido accidente de tráfico ocurrido en el barrio habanero de Miramar, en Tercera y 46. Iba en el auto con su hermano Abel, que también ha fallecido. ¡Qué terrible destino el de esta familia legendaria, tan ligada a la Revolución cubana, cuyas citas con la muerte son cualquier cosa menos apacibles! Hace unos años relaté en breves palabras mi encuentro fortuito con Celia Hart en el Palacio de Convenciones de La Habana. Fue entonces cuando planeamos una entrevista que luego publicaríamos en Rebelión, en la cual se mostró tal cual era, indómita e insumisa, como deben ser los auténticos revolucionarios. Aquél fue asimismo el inicio de una buena amistad que se fue prolongando de forma intermitente por el ciberespacio, al hilo de nuestros escritos. Era, sin duda, una mujer generosa, que disfrutaba halagando el ego de sus amigos escritores con palabras cargadas de ese hermoso desenfado tropical que sólo existe en Cuba, y también lo suficientemente humilde como para no tomarse en serio la valiosa contribución de su propia pluma.

Trotskista

Ha muerto la revolucionaria cubana Celia Hart Santamaría (1962-2008)


escrito por Alan Woods
lunes, 08 de septiembre de 2008

celia_portada.jpgRecién tuvimos conocimiento de la trágica noticia de la muerte en accidente de tráfico de Celia Hart Santamaría, 45 años de edad, y Abel Hart Santamaría, 48 años, hijos de Armando Hart Dávalos y Haydée Santamaría.

El accidente ocurrió la tarde del domingo 7 de septiembre en el distrito Miramar de La Habana. No conocemos los detalles pero parece que el auto chocó contra un árbol. Puede que las malas condiciones provocadas por el reciente huracán tuviesen algo que ver.

Los cuerpos de Celia y Abel fueron llevados al Funeral Rivero, Calzada y K, desde donde salió un desfile funerario hacia el cementerio Colón, donde fueron enterrados hoy a las 10 de la mañana hora local.

Celia Hart procede de una familia de veteranos revolucionarios cubanos que lucharon contra el dictador Batista junto con Fidel Castro. Celia Hart ha sido una sincera defensora de la herencia política y revolucionaria de León Trotsky. Sus artículos sobre este tema, que se han publicado en las páginas web de la Corriente Marxista Internacional (entre otras: El Militante-España, El Militante-Argentina y www.marxist.com), provocaron un intenso debate sobre la cuestión de Trotsky tanto en Cuba como internacionalmente.

Celia Hart nació en enero de 1962, justo unos meses después de la crisis de los misiles cubanos. Su madre, Haydée Santamaría ("la persona más extraordinaria que he conocido nunca") fue una revolucionaria desde sus primeros días y participó junto a Fidel Castro en el famoso asalto al Cuartel de la Moncada, donde perdió a su hermano y a su novio.

Armando Hart, su padre, comenzó sus actividades políticas por un camino diferente: en los oscuros días de la dictadura de Batista, cuando, como joven abogado, comenzó su agitación política y se convirtió en un dirigente estudiantil en la universidad. Fue miembro del Movimiento Nacional Revolucionario dirigido por García Barcena, un profesor universitario que se oponía a Batista y que fue encarcelado justo antes del asalto al Cuartel de la Moncada.

Armando Hart y Haydée Santamaría se dedicaron a la causa revolucionaria y lucharon junto con Fidel Castro y el Che Guevara. Cuando Batista finalmente fue derrocado, Armando se convirtió en el primer Ministro de Educación de la Revolución y Haydée Santamaría fue nombrada Presidenta de la Casa de las Américas, en realidad fundada por ella.

Haydée siempre se opuso a la "sovietización", es decir, al intento de imponer en Cuba una rígida burocracia estalinista y, al pensamiento y metodología dogmáticos. En la Casa de las Américas no había espacio para el dogmatismo ni para el presunto realismo socialista. Ella estuvo junto a una verdadera galaxia de talentos: Benedetti, Mariano Rodríguez y otros. Trágicamente, se suicidó en 1980. Por su parte, Armando Hart tuvo una brillante carrera intelectual y, en la actualidad, después de más de vienta años como Ministro de Cultura cubano, está a cargo de la Oficina del Programa Martiano.

En las propias palabras de Celia: "Crecí en el ojo del huracán, entre la tremenda pasión de mi madre y la inteligencia y devoción por el estudio de mi padre, los dos firmemente insertados en la vida política de Cuba". En 1980, un mes antes del suicidio de su madre, Celia decidió estudiar física en la Universidad de La Habana. Dos años después fue enviada a terminar sus estudios a la Universidad de Dresden, en la ex-República Democrática Alemana.

Celia continuó sus estudios hasta graduarse en 1987, la primera mujer extranjera que se graduó en esta facultad. Después regresó a La Habana donde trabajó hasta hace un año en la universidad, publicando aproximadamente 15 obras especializadas en magnetismo superconductividad. También participó en aproximadamente media docena de congresos en Italia, Brasil y Argentina.

Hablando sobre este período de su vida, Celia me dijo:

"En 2004 se suponía que debía terminar mi doctorado en Físicas, pero yo estaba poniendo el toque final a una obra sobre Filosofía, como parte de mi doctorado, y me di cuenta de que mi gran amor por la física no era un fin en sí mismo, sino sólo un medio para un fin".

Y continuaba:

"Durante mi estancia en la República Democrática Alemana, me di cuenta de que había una contradicción entre la inevitabilidad del socialismo para luchar por un mundo mejor y la burocracia, la asfixia de toda iniciativa y la apatía que encontré en ese país, a pesar de las buenas condiciones de vida. Me repelían las excesivas imágenes de Honecker que encontraba en cada ventana".

De esta manera, lenta pero segura, se preparó el terreno para la transición de Celia al trotskismo, que describía con las siguientes palabras:

"En 1985 regresé a Cuba de vacaciones y confesé a mi padre mis sentimientos de absoluta desesperación. En respuesta, mi padre abrió un armario y sacó cuatro libros: los tres volúmenes de la biografía de Trotsky escrita por Isaac Deutscher y La revolución traicionada de Trotsky. Devoré estos libros, pero hasta unos pocos meses después no tuve oportunidad de leer el resto de las obras de Trotsky".

"Desde ese momento", continúa Celia, "todo comenzó a ocupar su lugar como las piezas de un rompecabezas. Comprendí cómo la revolución rusa, y no sólo la revolución rusa, había sido traicionada y millones de compañeros habían sido engañados".

Sin embargo, ninguna de las obras de Celia fue publicada en Cuba, excepto un prólogo a un libro escrito por su madre titulado: Haydée habla del Moncada. Sus escritos fueron publicados por primera vez en la página web de El Militante y en Marxist.com (ver La bandera sobre Coyoacán) y también en la revista española Marxismo Hoy. Más tarde publicamos un libro con sus escritos en castellano titulado: Apuntes revolucionarios, que fue introducido al público en España y Cuba por la Fundación Federico Engels.

Los compañeros de la Corriente Marxista Internacional (CMI) fueron los primeros que contactaron con Celia Hart y le dieron la oportunidad de entrar en contacto con el trotskismo internacional. Asistió a nuestro congreso mundial de 2004 y tuvo intensas discusiones con los compañeros. Poco después ella escribía:

"Acabo de regresar después de asistir al congreso internacional de la corriente marxista. Fue para mí una experiencia muy importante. Encontré a algunos compañeros maravillosos de Pakistán, Israel, España, EEUU... Y vi que no estoy sola, que las mismas ideas que yo defiendo están por todo el mundo. Estas son las ideas del futuro. Agradezco a todos los compañeros por el verano más feliz de mi vida.

"Se abre para mí un nuevo y excitante capítulo. Es un sentimiento muy extraño. Hace menos de un año era investigadora en física en la Universidad de La Habana. Ahora no sé cuál es el futuro. Pero he comprendido que la ciencia y el método científico, es el mejor método con el que se puede poner en práctica esta apasionada lucha revolucionaria".

Desde entonces Celia ha estado en contacto regular con la CMI y ha hablado en nuestras reuniones en distintos países. En febrero de este año habló en la primera presentación en Cuba de La revolución Traicionada de Trotsky, en la Feria del Libro de La Habana, organizada por la Fundación Federico Engels con más de 100 personas en la sala.

Celia Hart siempre fue muy apasionada en sus ideas y en la lucha por el socialismo. Tuvimos muchas discusiones con ella, a veces llegando a un acuerdo, otras veces no, pero en todos nuestros encuentros siempre reinó un sentimiento de camaradería y amistad, siempre hablaba muy cariñosamente sobre El Militante y la CMI.

Más recientemente habló en un acto muy exitoso con 200 personas en Montreal, el 28 de mayo de este año, que organizamos conjuntamente. Al día siguiente hubo una reunión sobre La Revolución Permanente organizada por la CMI donde ella también habló. Por lo que ese fue su último acto público con nosotros, aunque habíamos planeado invitarla para que hablara en la presentación de mi nuevo libro Reformismo o Revolución en la Feria del Libro de La Habana en febrero del próximo año.

Desgraciadamente no va a poder ser. Un cruel accidente nos ha arrebatado a una amiga y compañera muy valiosa y querida. Pero su memoria vive en los corazones y en las mentes de todos aquellos que la conocimos. Y sobre todo, las ideas que defendimos juntos viven y serán más fuertes cada día. Este es el mejor monumento conmemorativo que habría deseado Celia Hart.

¡Adiós compañera Celia! ¡Continuaremos la lucha!

¡Hasta la victoria siempre!

Alan Woods, Londres, 8 de septiembre de 2008



Mensaje de condolencia enviado por la Fundación Federico Engels

A la atención de Graciela

Estimada compañera:

Acabamos de recibir la trágica noticia de la muerte de Celia y Abel, a los que tuvimos la gran suerte de conocer.

Es muy difícil transmitir lo que sentimos en estos momentos tan difíciles. Durante los años transcurridos desde que los conocimos fueron muchas las vivencias, proyectos, anécdotas, conversaciones... en La Habana, en Madrid, en Barcelona, que compartimos en común y que jamás se borrarán de nuestra memoria. Celia supuso para todos nosotros una bocanada inacabable de entusiasmo y confianza en el futuro socialista de la humanidad. Sus artículos y trabajos, parte de los cuales tuvimos la gran suerte de poder editar, quedarán como un tributo imborrable de su lucha revolucionaria.

Si hay algo que Celia sabía transmitir, y cualquiera captaba al instante de conocerla, era su pasión por la revolución. La lucha contra el imperialismo y por la revolución socialista hervía en su sangre y la llenaban de una energía contagiosa. Ese es también nuestro compromiso y nuestro mejor homenaje para ella.

En nombre de todos los compañeros de la Fundación Federico Engels y de la Corriente Marxista El Militante os queremos hacer llegar nuestro más sincero pésame a los familiares, amigos y compañeros de lucha, y muy en particular a su padre Armando Hart y a sus hijos José Julián y Ernesto.

Te pedimos que hagas llegar este mensaje a Armando Hart y a los hijos de Celia.

Un fuerte abrazo

Juan Ignacio Ramos
Presidente de la Fundación Federico Engels



Mensaje de condolencia enviado por In Defence of Marxism

Querida Graciela,

Acabamos de recibir la trágica noticia de la muerte de Celia y Abel. Tuvimos el privilegio de conocer a Celia y compartir sus ideas, tanto en Cuba como en España y en otros lugares de Europa. Pasamos largas horas de conversación y discusión. Enviamos nuestras más sinceras condolencias a sus familiares, amigos y compañeros, y especialmente a su padre Armando Hart y a sus hijos Julián y Ernesto.

Es difícil encontrar palabras para describir lo que sentimos en este trágico momento. Nos comprometemos a continuar la lucha por el futuro socialista de la humanidad en el que creía tan apasionadamente Celia.

Nos gustaría que envíes este mensaje a Armando Hart y a los hijos de Celia.

Saludos afectuosos,

Alan Woods, Jordi Martorell y todos los compañeros de la Corriente Marxista Internacional y de la Fundación Federico Engels.



ENTREVISTA CON CELIA HART PUBLICADA EN "EL MILITANTE" EN JULIO DE 2007

enlace:

“¡Cómo puede uno no ser trotskista dentro de la Revolución Cubana!”

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declaración de James Petras:

(fuente radio CX36 Montevideo_Uruguay )

Quiero decir varias cosas, sólo sobre Celia porque sus padres ya son ampliamente conocidos.

Celia en sí misa era una gran creadora, una gran revolucionaria, que ha escrito ensayos muy importantes, debatiendo sobre los problemas contemporáneos del socialismo.

Era una mujer muy apasionada, pero a la vez razonable y lógica. Era una combinación de científica y romántica, poeta y gran analista política, con grandes tradiciones que ella abrazaba, del marxismo abierto, comprometido e internacionalista.

No tenía problemas de hacer críticas de las grandes figuras de la Revolución, peor también no daba ningún espacio a cualquier contrarrevolucionario reformista o revisionista.

Yo mantuve un permanente intercambio muy fructífero con ella por más de una década, intercambiamos ideas, a veces diferencias, pero siempre reconozco el gran compromiso que tenía, el gran amor que tenía por el proceso de lucha de los pueblos, en distintas regiones del mundo.

Era internacionalista no sólo de palabra. Viajaba. Nos encontramos en Brasil con los Sin Tierra, en Ecuador para acompañar la lucha indígena, seguía y reivindicaba las ideas de Luxemburgo, de Che Guevara y los demás. Tuvo gran respeto por Marulanda y por Chávez.

Pero en su propio mundo, en la propia Cuba, ella elaboraba una comprensión del Socialismo que planteaba la democracia del poder popular en el eje de proceso de renovación y profundización.

No hay una persona que yo haya conocido en Cuba, tan abierta, y siempre aprendiendo no sólo de los textos sino de las realidades prácticas que encontraba en la vida cotidiana.

Hemos perdido una gran revolucionaria, no sólo por ser hija de Armando Hart y Haydé Santamaría, sino por el hecho de que Celia misma era un referente para las nuevas generaciones en los debates de Cuba, una marxista y abierta.


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Friday, September 05, 2008



NO ATENTÉIS CONTRA EL POETA ERNESTO

CARDENAL


Los dictadores de tiempo completo son (afortunadamente) unos seres torpes, caprichosos y tan presumidos que creen merecerlo todo, sin distingo entre la admiración y la desvergüenza. Vienen a este mundo a cumplir una tarea “histórica” y nadie podrá impedirles que la ejecuten hasta sus últimas consecuencias –aun a riesgo de volverse caricaturas de sí mismos. Incluso, están dispuestos a olvidar que en sus juventudes fueron justos, valientes, y que no temblaron de miedo cuando decidieron enfrentarse al tirano anterior, jugándose la vida en cada emboscada a la muerte. En la vanguardia de sus generaciones, se van alejando de la realidad paso a paso, hasta quedar a mucha distancia de la tropa, en una soledad espantosa: acaban refugiados en alguna mansión de los burgueses derrotados, con la moral hecha trizas, al mando de una escuadra de súbditos incondicionales. Al asumir el mando, pierden la cabeza. Es el mareo de la gloria, el vértigo de una soberana sinrazón. Algunos, los peores, violan a sus hijastras.

Malaconsejados por asesores sumisos, los nuevos mandones suponen que cuentan con el aval de la Patria y el apoyo incondicional de sus pueblos. Hacen y deshacen, por antojo. Nada ni nadie los detiene. Para los déspotas, lo peligroso de ejercitar el poder sin contrapesos no es que acaben sordos, ciegos o delirantes: ese sería un final casi lógico. El riesgo radica en la latente posibilidad de hacer el ridículo en público. Entonces, encuentran lugar de honor en la Historia Universal de la Sandez Humana. Repito: por fortuna son obtusos, cambiantes y tan creídos que meten la pata con tranquilizadora frecuencia –si no, nos iría muchísimo peor. Un déspota hábil, sereno y sensato acabaría siendo un demonio temible. Pienso en el comandante Daniel Ortega, presidente constitucional de Nicaragua, quien en un momento de debilidad mental extrema arregló las piezas del ajedrez político para conseguir que un notario de su corte reabriera un juicio contra Ernesto Cardenal y condenara al poeta a pagar una fachosa multa de mil veinticinco dólares. Si no, prisión domiciliaria.

¿Por qué? Por un supuesto delito de injurias y calumnias contra el ciudadano alemán Inmanuel Zerger y su voluntariosa esposa, a propósito de un viejo litigio de propiedad relacionado con un hotel de tres estrellas en el hermoso archipiélago de Solentiname. Cardenal lo ve así: la sentencia “es simplemente una venganza de Daniel Ortega por la acogida que tuve en Paraguay durante la toma de posesión del presidente (Fernando) Lugo, mientras a él se le impidió llegar. Si me quieren echar preso –y en este sistema que hay ahora en Nicaragua todo es posible– estoy listo para ir a la cárcel”. Ante la rebeldía del escritor, el juez David Rojas, el elegido por Ortega, en declaraciones a un diario local negó cualquier cariz político en el ajuste de cuentas y le instó a cumplir el fallo o amenazó con tomar medidas precautelares en su contra: “Yo lo único que puedo decir es que le hago un llamado al poeta Cardenal que por favor, así como nos ha regalado lindos versos, que también sea un ciudadano modelo y cumpla con nuestras leyes”, dijo el magistrado. Dos días después, renunció a seguir a cargo del pleito.

“De este sistema judicial no podés esperar otras cosas, sobre todo cuando responde a intereses políticos de Daniel Ortega”, dijo el novelista Sergio Ramírez Mercado, ex vicepresidente de Nicaragua. “Se trata de una manifiesta manipulación de los tribunales, lo cual debe ser causa de aflicción para el país, porque se trata de una acción temeraria en contra de una figura que tiene una relevancia mundial”. A renglón seguido, Sergio Ramírez leyó una carta suscrita por cerca de sesenta escritores hispanoamericanos, en la que se solidarizan con Cardenal. “Toda mi solidaridad para Ernesto Cardenal, gran poeta, espléndida persona, hermano mío del alma, contra esta infame condena de un juez infame al servicio de un infame Gobierno”, dijo el uruguayo Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América Latina.

El Premio Nobel de Literatura José Saramago hizo público su rechazo: “Ernesto Cardenal, uno de los más extraordinarios hombres que el sol calienta, ha sido víctima de la mala conciencia de un Daniel Ortega indigno de su propio pasado (…). Una vez más, una revolución ha sido traicionada desde dentro”.

Al firmar la carta, yo recordaba estos versos de Cardenal, escritos desde una cárcel de Somoza: Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido/ ni asiste a sus mítines/ ni se sienta en la mesa con los gángsters/ ni con los Generales en el Consejo de Guerra/ Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano/ ni delata a su compañero de colegio/ Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales/ ni escucha sus radios/ ni cree en sus slogans/Será como un árbol plantado junto a una fuente.

¿No habrá nadie que se los lea al comandante Ortega en su palacio?











SALMO 5

Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gángster.

No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa

Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra

Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra

Sus radios mentirosos rugen toda la noche

Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros
Pero tú me salvarás de sus planes

Hablan con la boca de las ametralladoras
sus lenguas relucientes
son las bayonetas...
Castígalos oh Dios
malogra su política
confunde sus memorándums
impide sus programas

A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio el día de la Bomba

Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias, ni en sus campañas políticas
tú lo bendices
lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados.





Wednesday, September 03, 2008

Diálogo de Pedro y Satanás en el Infierno sobre el "caso Marx"

SinPermiso


Para Adolfo Gilly, en recuerdo del 25 de agosto de 2008

Habían transcurrido incontables eones sin comunicación oficial entre el Cielo y el Infierno. La terrenal decisión de Benedicto XVI de abolir el Limbo interrumpió esa veneranda tradición. Luego de que Marx hubiera salido del Limbo del olvido e ingresado en el Infierno, Pedro recibió esta comunicación urgente de Satanás:

"Caso Marx.- Situación insostenible en el Infierno. Este hijo de puta ha destruido en unos pocos años nuestra paz y nuestro ancestral orden social. Organizó, primero, la lucha de los diabluelos productores de azufre y carbón, de los fogoneros, de los transportistas, de los trabajadores en las plantas de bienes, digo de males, de equipo, y aun de los torturadores y de los carceleros, todos los cuales, con medios inauditos y despreciables, como huelgas, asambleas, panfletos y grafiti irreverentes, han logrado jornadas laborales mucho más cortas y unos salarios a tal punto altos, que ponen en serio peligro la competitividad y la productividad de las empresas infernales. Estimulados por el ejemplo, y avivados sin duda por las continuas interrupciones experimentadas en su merecido castigo, los condenados a eterno tormento se han organizado también; por lo pronto, en una lucha por los derechos humanos universales, para pasar, enseguida, a una crítica subversiva y devastadora de la llamada 'Economía Política del Infierno'. Una crítica que apunta a los propios cimientos de nuestra infernal civilización, poniendo en cuestión el sentido mismo de nuestra modernísima economía productiva (combustibles fósiles y nucleares, aparejos de tortura, aperos y utensilios varios de desolación y aflicción, ultraavanzados fármacos potenciadores del dolor y depotenciadores del consuelo, sofisticadas drogas inhibidoras de la reflexión y de la compasión, tecnologías varias de devastación química, bacteriológica y radioactiva, refinados instrumentos financieros generadores de eterna servidumbre por deudas y no menos refinados medios de desinformación masiva), además, claro está, de poner en cuestión el modo que tenemos de producir todo eso (mercados libres totalmente desregulados con monopolios que campan libérrimamente a sus anchas, empresas privadas capitaneadas todas por un verdadero dominus ab legibus solutus, mercados especulativos de mercancías a término hábilmente concebidos para hinchar la burbuja de los precios de los alimentos y dar tormento por hambre a la infernal muchedumbre, etc.). En su indecible osadía, Marx ha llegado a sugerir que el bochorno espléndidamente irrespirable del Infierno, lejos de ser un fenómeno natural que, decretado por el Cielo, pertenece a la esencia misma de nuestro inframundo, es un mero subproducto histórico del calentamiento global y del cambio climático inducido por las irracionales e inhumanas prácticas productivas, especulativas y publicitarias de nuestras infernales empresas. Tampoco se priva de desacreditarme de manera humillante, afirmando de continuo que yo mismo – ¡yo, Satanás!— no soy sino un 'pobre diablo', a lo sumo un valedor político de los intereses de esas empresas, cooptado antidemocráticamente por ellas: casi nadie cree ya aquí que sea yo 'Caudillo del Infierno por la gracia de Dios'. Y ahora está anunciada una Asamblea general que habrá de reunir a diabluelos asalariados y a condenados a eterno tormento, bajo la divisa: 'También en el Infierno hay Esperanza; otro mundo no infernal es perfectamente posible'. No tengo medios para reprimirla. Pero te digo, Pedro, que nuestra infernal civilización está en grave peligro. Espero instrucciones celestiales."

Olímpico y celestialmente displicente, pero consciente del peligro, Pedro se limitó a tramitar al Infierno una orden de ingreso de Marx en el Cielo: "Que suba".

Pasado un tiempo, y cosa insólita, Pedro bajó personalmente al Infierno a entrevistarse en secreto con el mismísmo Satanás:

- "Ya veo que en el Infierno las cosas han vuelto a la normalidad, Satanás. Pero la situación allá Arriba es insostenible. Este hijo de puta está acabando con el mismísimo Cielo. Empezó a agitar a las almas beatas para que sean devueltas a la carnalidad y al sentido del goce terrenal. No contento con eso, ha comenzado una campaña –que llama "desalienadora"— entre los ángeles para que recuperen el sexo, para que puedan elegir el que les venga en gana y aun para que lo practiquen según les acomode. En su pérfida demagogia, ni siquiera se ha privado de comparar con desventaja nuestro paraíso celestial de almas bienaventuradas con la feroz carnalidad y el descarnado hedonismo del paraíso musulmán. Y ahora pretende una Asamblea General Celeste de inconfundible tufo populista, a fin de acabar con unas jerarquías establecidas desde eones inmemoriales, y reorganizarlo democráticamente todo de abajo arriba. La demasía de este tipejo no conoce límites: da a entender que el Cielo trata al Infierno como a una colonia, que lo explota, lo oprime y vive a su costa; es más, que sois Infierno, precisamente por ser colonia nuestra, no por merecimientos propios. Piensa, Satanás, qué pasaría, por ejemplo, si en esa Asamblea se airearan demagógicamente los gigantescos paquetes de acciones que algunas probas almas empresariales beatas tienen, para su merecido solaz celestial, en las empresas infernales. Me horroriza pensar que de esa Asamblea saliera una 'Crítica de la Economía Política del Cielo y del Infierno' El caso es, colega Satanás, que no tenemos allá Arriba posibilidades de reprimirla. He intentado disuadir a Marx por todos los medios, incluso amenazándole veladamente con el regreso al Infierno. Pero te confieso que tuve que interrumpir esas conversaciones en el delicado momento en que la elocuencia y el diabólico –ya me perdonarás— poder de persuasión de este judío de mierda comenzaban a hacerme mella."

- "Si lo que estás sugiriendo, Pedro, es devolver a Marx al Infierno, me niego en redondo. Más peligrosa aún que la destrucción del Cielo sería la destrucción del Infierno. Hay que buscar otra solución. Te sugiero organizar una cumbre al más alto nivel, con Dios y conmigo. Si lo consideras necesario, invitando a Alá; yo no pondría objeciones. ¿Qué opinas?"

- "¿Dios? ¿Alá? ¡Pobre diablo! ¡Si no existen!"

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