Wednesday, December 06, 2006


Tasa de mortalidad por cáncer

de pulmón en la región

supera a la de Hiroshima


calle Matta de Antofagasta



Científicos de las universidades de California de EEUU y Católica de Chile concluyeron una nueva investigación sobre los efectos del mineral en la población de Antofagasta entre las décadas del '50 y '70. El informe, que será revelado íntegramente en julio, advierte que la tasa de mortalidad de cáncer al pulmón en la Segunda Región supera a la detectada en Hiroshima y Nagasaki. Según el estudio, las personas expuestas al arsénico durante su etapa fetal tienen mayores probabilidades de contraer enfermedades a lo largo de su vida, que aquellos que se contaminaron durante la adultez. Así lo establece un nuevo documento sobre las negativas consecuencias de la presencia de este mineral en la Región de Antofagasta, que será publicado íntegramente en julio próximo por la revista científica estadounidense Environmental Health Perspectives. La investigación estuvo a cargo del estadounidense Allan Smith, académico de la Universidad de California (Berkeley) y participaron, además, la doctora Catterina Ferreccio y el doctor en bioestadística, Guillermo Marshall, ambos de la Universidad Católica, quienes desde hace diez años trabajan en el tema. Según el estudio, la tasa de mortalidad por cáncer al pulmón provocada por este mineral en personas jóvenes es porcentualmente mucho mayor a la dejada por la radioactividad de las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki, tras las bombas atómicas de 1945 y, a la vez, superior a la que se encuentra entre niños de padres fumadores. Históricamente entre 1950 y 1970, la población de Antofagasta se vio enfrentada, sin saberlo, a consumir altas cantidades de este elemento químico contenido en las aguas del río Toconce, que alimentaba a esta ciudad nortina que se encontraba en pleno crecimiento demográfico. El arsénico se encuentra en forma natural en las rocas y llega al agua a través del lavado que ésta misma hace en sus cursos superficiales o subterráneos, pero también se genera cuando es fundida para extraer minerales y, en tal caso, sale por chimeneas para ser despedido al aire. Mediciones llegaron a detectar concentraciones cercanas a los 860 microgramos por litro, en momentos que la norma internacional, en ese instante, fijaba el límite de 50 para el consumo humano. Hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una concentración de 10 microgramos por litro. La dramática emergencia ambiental sólo se pudo remediar en 1978, a partir de la instalación de plantas de tratamiento de aguas y de la reducción progresiva de las concentraciones, acercándose a 50, para luego aplicar la norma de 10 que rige a todo el país. La doctora Catterina Ferreccio aseguró que con el ejemplo de Hiroshima y Nagasaki su colega de EEUU, el doctor Smith, intenta dar una señal fuerte para no cambiar los parámetros de arsénico en ese país, pero no quiere que por ello se cause alarma en Chile, ya que el tema, según su opinión, está “cerrado” desde el punto de vista sanitario. “La gente que nació entre 1950 y 1978 estuvo expuesta a niveles altos de arsénico, pero ahora ya no (...) Yo encuentro que se ha hecho todo lo que había que hacer (desde el punto de vista sanitario), pero de todas formas hay gente muy pobre que sigue comprando agua embotellada, lo que ya no se justifica”, sostuvo. Sin embargo, pese a la opinión de la doctora Ferreccio, Portadamédica.cl quiso ir más allá, en cuanto a las secuelas que aún se generan en la población y la ingesta de arsénico en el pasado por parte de los habitantes de la región. No es un misterio que el cáncer de pulmón aún genera víctimas en nuestros días en relación a la exposición histórica, lo que preocupa al gremio médico y lógicamente a la población regional. Recordemos que pese a la presencia de casos cáncer de pulmón en Antofagasta y Calama, aún esta patología mortal no se encuentra contemplada en el Plan Auge. Sin embargo, fue el propio ex subsecretario de salud, Antonio Infante, quien prometió a fines del gobierno de Lagos y durante su última visita a Antofagasta, la implementación de Auges regionales, que incluían enfermedades propias de nuestra zona como el temido cáncer de pulmón, lo que todavía no se cumple. A ello se agrega la presencia de arsénico en forma natural en el mismo suelo de las ciudades de la zona, situación que debiera obligar a las autoridades a intensificar la pavimentación de la región de Antofagasta


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