Friday, July 06, 2007

EL GUATON ROMO Y LA NADA

por Manuel Guerrero Antequera

El torturador Guatón Romo fue enterrado hoy y nadie asistió. Frente a su
muerte hay dos posibilidades: o nada que decir, o decir la nada. Opto por la
segunda.

Murió cumpliendo condena por Jorge Espinoza Mendez, Diana Arón, Ricardo
Aurelio Troncoso Muñoz, Hernán Galo y María Elena González Inostroza, Elsa
Leuthner Muñoz y por Manuel Cortéz Joo. También tenía condenas, con recursos
pendientes, por Sergio Tormen y Luis Guajardo Zamorano, Ofelio Lazo Lazo,
por Cecilia Bojanic y Flavio Oyarzún, Iván Montti, Herbit Ríos, Julio Flores
Pérez, Sergio Lagos Marín y Jacquelinne Binfa. Los procesamientos son muchos
como para enumerarlos, pero de cada condena y cada procesamiento fue
personalmente notificado.

Nadie en Chile quiere hacerse cargo de él.

Y eso que fue la encarnación de una parte sustancial del verdadero rostro de
la Nación Chilena.

De esa Patria que conocen bien los mapuches desde la "pacificación de la
araucanía"; los peones "vagabundos" y "malentrenidos" arrojados a las
cárceles móviles de los Carros de Diego Portales; los artesanos de la
Sociedad de la Igualdad aplastados por las armas del conservador Presidente
Manuel Montt; los miles de obreros indefensos acribillados en la Escuela
Santa María de Iquique a manos del ejército del gobierno del Presidente
Pedro Montt; los obreros salitreros en huelga en la oficina San Gregorio
asesinados por el ejército en 1921; los obreros salitreros en huelga en la
oficina La Coruña muertos por el ejército en 1925; los centenares de
homosexuales arrojados al fondo del mar por el paco Presidente Carlos Ibáñez
del Campo; los cientos de campesinos, obreros agrícolas y comuneros mapuches
en Ranquil masacrados por parte del ejército y carabineros en 1934; los seis
trabajadores asesinados junto a la obrera textil Ramona Parra por
carabineros en una manifestación pacífica en la Plaza Bulnes de Santiago en
1946; los pobladores de la José María Caro muertos por el ejército en 1962;
los trabajadores en huelga en la mina de cobre de El Salvador en 1967; los
pobladores de Puerto Montt en 1969; los sacerdotes, niños, mujeres,
jóvenes, hombres, adultos mayores, en su mayoría trabajadores y estudiantes
torturados, presos, relegados, ejecutados, exiliados, hechos desaparecer
sistemáticamente de 1973 a 1989, entre otros, por el Guatón Romo.

Su sueño era purificar a la Nación exterminándola. Su mayor preocupación
confesada era que no mató suficientes.

Qué triste decirlo: el Guatón Romo no fue una excepción histórica, sino la
confirmación de la regla de un continuo de atrocidades que el ejército
chileno, que la Patria ha estado dispuesta a materializar.

Las causas en las que le tocó responsabilidad seguirán tramitándose en
tribunales, pero respecto de él se sobreseen definitivamente, porque no se
puede perseguir penalmente a los muertos. Pasó "a mejor vida" antes de que
se hiciera justicia. Otro manto de impunidad cae sobre Santiago.

Nadie fue a su funeral, pero todos estuvimos ahí.

Hay una carrera contra el tiempo que tenemos que ganar. Se hace urgente
acelerar las causas y dictar las sentencias condenatorias a los violadores
de derechos humanos. Ello por sí mismo no cambiará el verdadero rostro de la
historia de Chile. Nada podrá llenar el vacío impuesto por los Romo. Pero
asegurar verdad, justicia, castigo a los culpables y reparación a las
víctimas es una señal de dignidad mínima que nos cabe dar como
(sobre)vivientes contemporáneos ante tal cúmulo de barbarie.

No solo por los de ayer y por los que vienen, si no por nosotros mismos.
Para no quedar reducidos a la nada.

http://manuelguerre ro.blogspot. com

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