"SALPICADURAS"

por Eduardo Díaz Espinoza

En un país de sismos que se diga que el nombramiento de una funcionaria pública: es un temblor, (ver La Nación, 15.3.2006), pero no dicen de qué grado el movimiento telúrico...je... Todo lo leemos en la prensa uniformada, como en radio y TV. Coro de una sola voz.

El avinagrado, fanático señor Moreira, que ofende y amenaza escudado en su fuero parlamentario, ha rasgado sus vestiduras como las vírgenes necias. Se las da de pitonizo, el oráculo que vaticina. Posa de evaluador y toro bufoso, como los de lidia, esto por la manera en que embiste, o como matoncito de la pijería. Ciertamente, los bueyes también se encabritan y dan coces. Dejémoslo en asno, por su adoración a Aznar.

Él y otros son cómplices de tanta mugre, muerte y pisoteos de la dignidad de gente digna ¡qué cara dura mi Dios! Estos malditos que vivieron al alero de la dictadura, que la sostuvieron. Los que callaron. Una mudez espantosa ante: violaciones de mujeres, robos de niños, torturas y asesinatos impunes, tienen manos y conciencia tintas en sangre inocente.

Se las dan de probos y honestos. ¿Quién conoce la procedencia de tantas fortunas levantadas en dictadura? Cómplices de quienes adiestraban perros para que fornicaran a presas políticas.

"Qué dirá el santo padre que vive en Roma" decía la Violeta. Le da la bendición, seguramente, como lo hizo ese cura que dio comunión a la mujer de Pinochet. Y éstos, aunque comulguen diariamente, el infierno los espera.

CÓMPLICES INCONDICIONALES. CASI EJECUTANTES.

Ahora, de qué "salpicaduras" habla el extraño señor Ávila, paniaguado senador, tan finito para hablar. ¿Se ha visto sus propias salpicaduras y podredumbres? ¿Acaso él, no es de la concertación? Recordemos que se asiló en el partido rascadical.

No soy partidario de la concertación. Soy un desencantado de los que nos ofrecieron la alegría. Y, que también de alguna manera son cómplices, como herederos de la dictadura al pactar con ésta nefastos acuerdos.

Pero, no olvido que los "señores" de la derecha, tienen su tejado de vidrio y también huelen a podrido.