Sunday, February 10, 2008

Ashanti Alston sigue luchando por la transformación de la sociedad estadounidense y por la liberación de su comunidad


"Estados Unidos nunca ha sido una democracia"
Entrevista a Ashanti Alston, líder histórico de las Panteras Negras









Figura histórica del Black Panther Party (BPP) y de la Black Liberation Army (BLA), Ashanti Alston sigue luchando por la transformación de la sociedad estadounidense y por la liberación de su comunidad de la opresión económica y del racismo. En entrevista concedida a la Red Voltaire, este militante menciona las formas actuales de lucha y expresa su admiración por los movimientos árabes de resistencia.
Red Voltaire: Para empezar, ¿puede hablarnos de su experiencia en el seno del Black Panther Party (BPP)?.
Ashanti Alston: Me llamo Ashanti Alston. Soy un ex miembro del Black Panther Party (BPP). También fui un soldado de la Black Liberation Army (BLA), una extensión del BPP [1]. Actualmente tengo 63 años. Comencé esta lucha revolucionaria durante la adolescencia temprana, a los 14 años. En 1967, participé en una serie de rebeliones de la comunidad negra de Estados Unidos, ya cansada de ver que no había manera de poner coto a la opresión racista de la que era víctima. Todo eso me convirtió en una persona políticamente consciente. Así que comencé a leer a Malcolm X [2] y a seguir con atención sus discursos. Entre 1969 et 1978, mis amigos y yo teníamos en mente algunos proyectos para el BPP.
Lo nuevo era que el BPP quería la liberación total de los afroamericanos y comprendía que esta no era sería posible sin que hubiese en Estados Unidos una revolución que destruyera todas las bases capitalistas del país. Por eso seguíamos con atención los sufrimientos de los demás oprimidos, así como los otros movimientos contestarios dentro y fuera de Estados Unidos, y actualmente a través del mundo entero.
Mi ciudad natal, una pequeña ciudad de Georgia, estaba verdaderamente divida por el racismo. Pero logramos reunir a algunos adolescentes y establecer una sección Black Panther, para organizar a la comunidad negra alrededor de comidas gratuitas, alrededor de «hunstrick». Queríamos lograr que la historia de los negros se estudiara en la enseñanza media. Y simplemente queríamos lograr una presencia ante la gente de nuestra comunidad, para que pudieran empezar a levantarse contra las brutalidades policíacas y las demás formas de racismo. No había pasado ni un año cuando mi mejor amigo y yo fuimos víctimas de una maniobra en la que nos acusaban del asesinato de un policía. Así que nos encerraron y tuvimos que luchar durante 4 años para demostrar nuestra inocencia.
En aquella época los derechos civiles que reclamaban los negros ya habían sido obtenidos desde 1965, poco antes de la creación del Black Panthers Party. ¿Qué más le aportaba el BPP a la comunidad negra?
Ashanti Alston: El movimiento por los derechos civiles [la South Christian Leader Conference (SCLC) de Martin Luther King] tenía problemas y estaba desunido. Eso permitió el nacimiento del movimiento Black Power [3]. Nosotros teníamos una comprensión más clara de la opresión económica que sufría la comunidad negra y de lo que había que hacer para liberarla. O sea, de la necesidad de controlar la economía y la política de nuestra comunidad.
El «Black Power» era una parte del movimiento negro que existía a través de todo país. Empezamos a estudiar en particular los análisis marxistas y el concepto de lucha de clases. Por primera vez comprendimos que había una clase dirigente que gobernaba a todos en este país. Muchos de nosotros comprendimos que no queríamos únicamente ser libres dentro de la sociedad estadounidense tal y cómo existía esta, sino en un modelo de sociedad socialista. Para nosotros se hacía cada vez más evidente que el verdadero poder en este país residía en los bancos y en las multinacionales, más allá de la Casa Blanca y el Pentágono. La lucha era por consiguiente más complicada de lo que parecía. Es por eso que, durante aquel período de la lucha, aprendimos mucho de otros militantes del mundo.
G. W. Bush declaró recientemente que él se inspiraba en Gandhi y en Martin Luther King [4]. Afirmó que la Casa Blanca estaba por la «filosofía de la no violencia». ¿Cómo es posible que un neoconservador belicista diga hoy esas cosas?
Ashanti Alston: Es posible que diga ese tipo de cosas cuando se vive en una sociedad fascista. Cuando vivimos en una sociedad que va aún más allá de lo que se describe en 1984, la novela de George Orwell, un presidente como George W. Bush puede decir que es partidario de la no violencia, aunque él represente la peor máquina de guerra que haya existido nunca en el mundo. Lo más triste es que George W. Bush y la clase dirigente en su conjunto tengan servicios de relaciones públicas en los medios masivos de difusión que, por su parte, tratan actualmente de convencer a millones de personas de que lo que Estados Unidos está haciendo en el mundo es justo. Ellos pueden convencer a esa gente diciéndole que eso es divinamente justo, invocando a Dios. Yo no diría que a Dios en sí mismo, sino utilizando la religión en ese sentido.
Es por eso que muchísima gente se moviliza a través del mundo para luchar contra ese imperio. Aunque mucha gente no lo sepa, hay medios de prensa alternativos como el de ustedes –Voltairenet.org– que son capaces de «encontrar las palabras» y de unir a la gente a su causa.
¿Por qué los políticos no logran desviar un movimiento como el Black Panther Party?
Ashanti Alston: Ellos tienen recursos, pero no sólo con la atracción del poder logran convencer a la gente. Tienen además los medios necesarios para corromper a mucha gente que lucha en nuestra comunidad, convenciéndolos de trabajar para ellos. Por ejemplo, están aquellos a quienes llaman «líderes de la comunidad negra», cuando en realidad han sido comprados por el sistema financiero y político. A cambio de ello, esos supuestos líderes elaboran políticas que parecen «militantes» cuando no hacen más que servir al sistema, porque evitan que se hable de los problemas de fondo, de los que tienen que ver con la economía y el capitalismo. En realidad llevan a la gente a convertirse en parte integrante del sistema. Hoy por hoy tenemos falsos líderes en la política y en el mundo de los negocios, al igual que en el mundo del deporte y del espectáculo, que han sido formados para que nos convenzan de mantenernos dentro del sistema. ¡Sin importar que el sistema sea decadente!
Siendo un ex activista Black Panther, usted no tiene acceso a los medios de prensa de su propio país. ¿Qué sucede con la comunidad negra en general?
Ashanti Alston: Sin dudas hoy resulta más difícil que en aquella época, porque no hay muchos medios negros independientes. Una de las razones que me hacen decir que hoy resulta más difícil es que el sistema autoriza a la gente a protestar, pero al mismo tiempo logra convencer a la gente de que los disidentes, como nosotros, ¡son locos!
Hoy se designa a los Black Panthers como un movimiento terrorista…
Ashanti Alston: Sí. Y cuando la gente empieza a creer nuestras voces son de terroristas y que eso no los ayuda, siguen de largo. Los medios ejercen un control tan grande sobre las emociones que ahogan nuestras voces: estas no logran tener un impacto significativo. Lo único que podemos hacer es persistir ya que, a pesar de todo, siempre habrá gente receptiva a nuestro mensaje. Es lo único que podemos hacer por derribar el sistema. Por su lado, ellos hacen de todo para que no podamos expresarnos más que a través de sus medios. Tratan de convencer cada día a más gente de unirse al sistema. Su mensaje es: «No traten de construir sus propios medios. Si quieren ser la voz de su pueblo, ¡únanse a los medios masivos!»
El Black Panther Party en Estados Unidos
Además del Black Panther Party, en los Estados Unidos de los año 60 hubo numerosos movimientos de oposición, en la contracultura de la América blanca (el rock, la beat generation, los hippies…) así como en la de la América negra (el free jazz, el Black Power…). ¿Qué queda de aquella revolución política y cultural?
Ashanti Alston: Una de las cosas que escribió Frantz Fanon [5] en su libro Les Damnés de la Terre es que «toda generación debe crear su propia forma de resistencia. Y esta tomará la forma particular de esa generación». Hoy en día la revolución se desarrolla, por ejemplo, mediante el hip hop. Esos artistas han encontrado la forma de seguir transciendo los sueños de la comunidad negra, de su voluntad de luchar por ser libre. Con el hip hop en particular, hay una generación de jóvenes adolescentes que se educa a sí misma, que aprende la historia de la lucha de los negros. Ese estilo musical habla del BPP y de la BLA. Esos jóvenes pueden decirle a usted que saben de todo eso, sobre todo la historia de los presos políticos.
Lo que actualmente sucede es algo particular. Aunque las formas de resistencia que nosotros conocimos fueron derrotadas, está llegando ahora el momento de una nueva forma de resistencia que no podrán destruir. Aunque quizás sea un combate permanente para el hip hop, que tiene que luchar contra el gangsta rap, según mi punto de vista.
Claro. Pero sigue existiendo el problema de los medios dominantes y de la televisión, que, en ese caso en particular, promueve más bien el gangsta rap debido a sus valores capitalistas. La separación mediante el espectáculo se ha convertido en algo comúnmente admitido. Eso era menos evidente en los años 60.
Ashanti Alston: Durante los años 60 sucedían tantas cosas a la vez, la música, la cultura negra, las artes y el baile [6]. Todo era una forma de resistencia en sí, al racismo y a la opresión, cualquiera que fuese. Esa resistencia era tan masiva que el sistema no tenía manera de incorporarla. Eso inspiró a muchísima gente. Cuando me uní al BPP, durante mi adolescencia, el estado de ánimo del partido era encender el radio y oír música en la que había gente que hablaba de revolución. No era como hoy, porque ahora el sistema aprendió a incorporar eso.
Hoy se sabe cómo el FBI se ensañó con el Black Panthers Party, ensañamiento que se extendió a los movimientos «radicales» mediante el «CointelPro». Sabiendo que todos los movimientos de oposición fueron siempre objeto de una vigilancia muy cercana, que en el mejor de los casos fueron desacreditados y, en el peor, eliminados, ¿puede decirse que Estados Unidos es realmente una democracia?
Ashanti Alston: Yo iría aún más lejos diciéndole que Estados Unidos nunca ha sido una democracia. Se establecieron en este continente mediante el exterminio de los pueblos indios que vivían en él. Fueron a África a secuestrar a millones de negros para convertirlos en esclavos, etc. Si recordamos que todo eso fue la base de lo que iba a convertirse en Estados Unidos, ¡no queda más remedio que reconocer que este país jamás podrá ser una democracia! En esas circunstancias, este país no puede ser más que una sociedad clasista basada en la opresión racial, aunque se hayan mantenido las apariencias de la democracia para servir a los intereses de la clase dominante. Por eso sigue existiendo tanta oposición entre blancos y negros, entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres.
Ellos usan y abusan desde el principio de la palabra «democracia» para dar la impresión que Estados Unidos es un país lleno de humanidad. Pero esta sociedad siempre ha estado corrompida. Así que tenemos que tener cuidado de no creer en su propaganda. La gente que se encuentra en la parte baja de la escala social no ha vivido nunca la experiencia de la democracia. Y aunque hayan tenido derecho de participar en ella, nunca ha sido para otra cosa que para mantener ese estado de cosas.
¿Es la «Patriot Act» la continuación del «Cointel Pro»?
Ashanti Alston: La Patriot Act es sin dudas su continuación ya que el Cointel Program no estaba dirigido únicamente a contrarrestar el movimiento negro, sino a todos los que se resistían a la opresión en territorio estadounidense. ¡La Patriot Act es exactamente lo mismo! Para muchos de nosotros, los que nos mantenemos aún en la lucha de la comunidad negra y que estábamos ya presentes en los años 70, resulta evidente que la Patriot Act es la continuación de aquello. Pero para los que no pueden ver el vínculo que existe entre esos dos programas, la Patriot Act parece una nueva forma de opresión.
El sistema recurre a su fuerza represiva para tratar de acabar con toda forma de resistencia. Probablemente por eso es que se produjo, en enero de 2007, el arresto de 8 ex miembros del BPP de los años 70. ¡Los arrestados ya eran abuelos! Nosotros pensamos que eso se decidió para enviarle un mensaje muy preciso a la joven generación: «¡Antes de pensar en hacer algo parecido a lo que los Black Panthers trataron de hacer en la BLA, miren primero lo que les puede pasar a ustedes!» Eso es fascismo. «¡Nosotros reprimimos incluso antes de que ustedes hayan pensado en resistir!» No dejaremos que eso suceda, sea cual sea el nombre que tenga ese programa.
Los movimientos de protesta de los años 60, tanto culturales como políticos, se desarrollaron en un contexto particular, el de la guerra de Vietnam. Hoy en día, Estados Unidos parece estar atravesando una situación de crisis parecida, con Afganistán e Irak. Pero, ¿cuáles son las fuerzas disidentes en el terreno?
Ashanti Alston: Uno de los movimientos más visibles en Estados Unidos es el movimiento contra la guerra en Irak. En realidad, la gente que entró en ese movimiento para poner fin a la guerra en el extranjero proviene principalmente de la comunidad blanca, pero no reconocen la guerra desatada contra los ciudadanos de las clases pobres, en el interior mismo de Estados Unidos, porque eso trae de nuevo a colación la cuestión del racismo. A pesar de eso, ese movimiento sigue aglutinando a la gente. Hubo momentos en que 7 millones de personas salieron a las calles para protestar contra la guerra. Pero al mismo tiempo, los que están en la capa baja de la sociedad sienten que hay una guerra contra ellos. Si los que protestan quieren dar prueba de verdadera honestidad intelectual, deben reconocerlo.
Aparte de la oposición a la guerra contra Irak en sí misma, ¿realiza ese movimiento una verdadera crítica de las causas de esas guerras?
Ashanti Alston: Yo diría que mucha de la gente que está en contra de la guerra es lo que yo llamaría «liberales». No hacen críticas ni análisis lo suficientemente profundos sobre el sistema. Sólo están en contra de la guerra, no en contra del capitalismo que creó las condiciones para esa guerra. Muchos de ellos no están preparados para eso. Es más seguro pronunciarse solamente contra la guerra en Irak, en vez de poner en tela de juicio los fundamentos mismos de Estados Unidos, el imperio que ha permitido que tenga lugar esa guerra.
Entonces, ¿las ideas del movimiento antiguerra son equivalentes a las del Partido Demócrata?
Ashanti Alston: No están muy lejos del Partido Demócrata, pero tampoco lo están de los republicanos, en el sentido que ambos quieren que se mantenga el sistema. Sin embargo, el movimiento antiguerra tiene la posibilidad potencial de inclinarse a la izquierda y de convertirse en realmente revolucionario. Esos dirigentes tendrían que cambiar. La mayoría de los que lo dirigen no son verdaderamente críticos hacia la sociedad clasista, basada en la discriminación racial.
¿Hay otros movimientos contestatarios en Estados Unidos?
Ashanti Alston: Siempre existe una resistencia en Estados Unidos, pero no se oye hablar de ella por causa del poder de los medios masivos de difusión. Incluso para los que viven en los propios Estados Unidos resulta difícil enterarse de que hay gente luchando aquí. He tenido a menudo la oportunidad de hablar en universidades o ante mi comunidad. La mayoría es gente mal informada sobre las diferentes formas de resistencia que están actuando, ¡hasta entre los propios activistas! Así que me imagino lo que pasa entre la gente que vive fuera de Estados Unidos. ¡Todos deben pensar que estamos completamente sometidos al imperio!
El programa del Black Panther Party trató de ser popular y pragmático, para responder a las necesidades y a las difíciles condiciones de vida de la comunidad negra en los años 60 y 70 [7]. Treinta años después, ¿puede decirse que la situación de los ghettos negros estadounidenses ha cambiado?
Ashanti Alston: Las condiciones de los ghettos son desgraciadamente peores de lo que nunca fueron en los años 60. ¡Absolutamente peores! Hoy vemos los resultados del «aburguesamiento» [gentrification] y la tasa de encarcelamiento. Son dos cosas que están relacionadas.
El «aburguesamiento» es cuando los bancos y los políticos trabajan juntos para reorganizar las zonas que habitan las comunidades pobres en función de los intereses de la clase media y de las clases superiores. Ese «aburguesamiento» está destruyendo a nuestra comunidad y nos envía a otros lugares, con los mismos problemas de precariedad. En ese sentido, están dividiendo a nuestra comunidad y destruyéndola más rápidamente que en el pasado ya que también proveen armas y droga. Eso ha permitido que las figuras del Gansta rap, a deportistas de alto nivel y estrellas del entertainement inciten a los jóvenes a recurrir a cualquier medio con tal de hacerse ricos rápidamente. Por eso es que un artista como 50 Cent se ha hecho tan popular. Pero lo que sucede concretamente es que muchos de esos jóvenes acaban en prisión.
Así entran [a un sistema de trabajo obligatorio no remunerado] esa nueva forma de esclavitud que se desarrolla en prisión [8]. Los problemas de hoy son diferentes a los de antes porque las consecuencias desastrosas de ese precario modo de vida aparecieron muy rápidamente. El VIH sigue siendo un grave problema, al igual que la maternidad precoz. Las escuelas siguen destruyendo la mentalidad de los jóvenes obligados, que se ven obligados a asistir a ellas aunque no reciben allí educación alguna sino que, por el contrario, se les embrutece. Todos los métodos que utilizamos nosotros en los 60 y 70 deben ser revisados, repensados, para retomar nuestra lucha revolucionaria con más creatividad.
Usted menciona un punto importante y desconocido en el extranjero, el del trabajo forzado en las prisiones estadounidenses. Usted mismo pasó varios años en prisión por causa de su lucha revolucionaria en el seno del Black Liberation Army. Supongo que usted haya seguido la evolución de las condiciones de vida en prisión desde aquella época. ¿Cómo son actualmente?
Ashanti Alston: Yo estuve en prisión desde mediados de los años 70 hasta mediados de los 80, era la época del fin de un gran movimiento revolucionario existente en las propias prisiones. Aquello comenzó con el asesinato de George Jackson en la prisión de San Quintín, en agosto de 1971. El era uno de los más importantes líderes de aquel movimiento y lo mataron. A mediados de los años 70, pude comprobar el debilitamiento de la conciencia revolucionaria en la mayoría de los presos y un aumento de la cantidad de jóvenes que llegaba a las prisiones, algunos de ellos eran miembros de pandillas. Estaban condenados a penas más largas. Lo que el sistema carcelario estaba haciendo era lo mismo que estaba pasando afuera: les daban más bienes materiales a los presos. Bienes que los ayudaban a desviar su atención de la opresión. Ahora tienen televisión con todos los canales, la radio, cosas que se pueden comprar en las tiendas de las cárceles. Se hizo eso para que la gente evite pensar de forma revolucionaria. Es el mismo fenómeno que se producía en las calles.




En su opinión, ¿cuál es la primera prioridad de los excluidos de hoy? ¿Los «derechos sociales»?
Ashanti Alston: En mi opinión, la opresión lleva a la gente a luchar por sus derechos, pero eso se fundamenta siempre en la idea de que se espera cierta generosidad por parte del opresor. Usted quiere convencerlo de que haga algo que vaya en el sentido de la justicia. ¡Yo rechazo esa visión de las cosas! Para mí, lo más importante de todo, para los oprimidos, es cuidarse entre sí, que busquen la manera de trabajar entre sí para construir un movimiento revolucionario. En ese caso, la búsqueda de «los derechos» resultará un elemento muy secundario… ya que nosotros tenemos que rechazar la ideología del sistema, la ideología del supuesto «derecho» y utilizar eso para luchar con más vigor, convencidos de que podemos triunfar.
Durante el huracán Katrina, lo único que el gobierno fue capaz de hacer para enfrentar el desastre fue enviar el ejército, en vez de enviar verdadera ayuda para prestar auxilio a la gente. Nueva Orleáns sigue siendo hoy una ciudad devastada. ¿Qué enseñanza saca usted de la impotencia y del inmovilismo del gobierno estadounidense durante esa catástrofe?
Ashanti Alston: Creo que es el ejemplo perfecto de lo que estaba explicando hace un instante. El huracán Katrina no sólo nos reveló el inmovilismo y la impotencia del gobierno sino que nos enseñó que el gobierno no tiene intención de ayudar a los de abajo. Katrina no afectó solamente a los negros, aunque la mayoría eran negros, sino sobre todo a los pobres. No podemos tener fe en este gobierno ni en sus fuerzas militares para solucionar nuestros problemas. Lo que la gente debería retener de eso es nos necesitamos unos a otros, que no necesitamos a un gobierno o a ninguna autoridad.
Durante Katrina, la gente tuvo que ocuparse de sí misma y sobrevivir por sí misma. Durante el desastre, e incluso después, hubo ex miembros de los Black Panthers en el lugar de los hechos para ayudar a la gente a defender su barrio, a construir «clínicas» de emergencia, a organizar distribuciones de alimentos y para ayudarlos, más generalmente, a cuidar de sí mismos, porque era evidente que el gobierno no iba a venir a ayudarnos. También tuvieron que enfrentarse a las fuerzas militares que utilizaban sus armas contra la comunidad negra.
Usted es uno de los teóricos del anarquismo negro [9], que usted acaba de mencionar. ¿En qué se diferencia este del anarquismo que conocemos?
Ashanti Alston: El anarquismo negro es muy sensible a las formas de autoridad y de opresión en las que un solo grupo tiene el poder de gobernar las vidas de los demás. En ese sentido, tenemos bases comunes con los demás anarquismos. La diferencia es que nos concentramos especialmente en la condición de los negros en Estados Unidos y a través del mundo. En Estados Unidos, estamos particularmente concientes de que queremos poner fin a las acciones de la clase dirigente, pero estamos sobre todo concientes de que nos dirigimos a la clase obrera, tanto a los negros como a los blancos. En el anarquismo negro, damos una importancia de primer plano a la cultura negra, ya sea el jazz, el hip hop, las artes y la danza en general. Tenemos que utilizar esa fuerza para crear una sociedad más igualitaria en la que podamos reconocer que nos necesitamos unos a otros porque, mientras menos nos oprimamos entre nosotros, más capaces seremos de constituir una fuerza a favor del cambio.
Todos los movimientos contestatarios que lograron cambiar la sociedad estadounidense estaban basados en religiones monoteístas. ¿Puede existir en Estados Unidos un movimiento de ese tipo sin bases religiosas?
Ashanti Alston: Personalmente, yo pienso que no puede existir un movimiento sin una dimensión espiritual, incluyendo a los movimientos seculares. Pienso que hay que saber que Malcolm X y Martin Luther King –el verdadero, no el que presenta G. W. Bush– eran verdaderos revolucionarios. Eso quiere decir que tener convicciones espirituales o religiosas no es ni reaccionario ni negativo. Es una forma de analizar la situación. Lo mismo sucede con los zapatistas, que se apoyan en la teología de la liberación. Ellos recurrieron a esa dimensión para entender lo que les estaba sucediendo y reunir las bases de su propia comunidad para que pudieran vivir y luchar. Nosotros tendremos que aprender a lidiar con el problema de las diferencias de ideologías y creencias. Lo que debemos tener en común es la práctica y ciertos valores, como pronunciarnos contra el capitalismo y contra el racismo, por ejemplo.
Yo diría, por otra parte, que está la religión del opresor y la del oprimido. Hoy, cuando llegué a mi casa, antes de que usted llamara, estaba leyendo un libro sobre el cristianismo negro. En resumen, ellos utilizan La Biblia para liberarse, no para ver en ella una interpretación esclavista y aceptar su condición de sometidos. Hoy en día, no debemos condenar el Islam porque no estemos de acuerdo con la religión en sí misma sino que debemos preguntarnos cómo puede convertirse en un medio de resistencia contra el Imperio. Y ver todo lo que hace el movimiento musulmán, ese movimiento, en cuyo seno las mujeres luchan por hacerse escuchar más; ese movimiento en el que la gente busca la religión como referencia para crear un modelo social diferente al capitalismo. Muchas cosas están sucediendo y nosotros los criticamos y los condenamos sin comprenderlos realmente.El Black Panthers Party y el mundo
El Black Panthers Party siempre dio muestras de simpatía por los demás movimientos de liberación del mundo entero, como el FLN, en Argelia, o la OLP de Yaser Arafat. ¿Qué piensa usted de los movimientos árabes musulmanes, como Hamas y el Hezbollah?
Ashanti Alston: Es interesante que usted me pregunte eso. Lo que muchos de nosotros, en el seno del BPP, estamos comenzando a saber sobre Hamas y el Hezbollah es que han trabajado durante años para desarrollarse por sí mismos y salvar a su pueblo. Han creado lo que aquí llamamos «programas de subsistencia». Es lo mismo que hicimos nosotros con el BPP. La gente está sorprendida de la fuerza que tienen el Hezbollah y Hamas. Pero es porque [esos movimientos] se mantienen al tanto de las necesidades de la población. Y eso fue una de las cosas más importantes que en su momento hicieron posible la existencia del BPP con sus «programas de subsistencia»: los desayunos gratuitos –free lunch programs–, la distribución de ropa y ayudar a la gente a manejar armas de fuego para poder defenderse de la brutalidad policial. Fue así como la gente empezó a apoyarnos y a identificarse con nosotros. Eso mismo es lo que sucede con el Hezbollah y el Hamas. ¡El problema es que hay gente que los rechaza por su religión! Volviendo al ejemplo del BPP, nosotros nos identificábamos con las teorías marxistas, socialistas y maoístas… y los medios utilizaron eso para empujar a la gente a rechazarnos. La gente debe saber que esos dos movimientos árabes han encontrado una vía de resistencia, y que hacen lo mejor que pueden.
Estamos de acuerdo en que el Hamas y el Hezbollah siguen un modo de acción comparable al del BPP. Al igual que este último, los califican de «movimiento terrorista» cuando en realidad garantizan la autodefensa de la población, ayuda mediante programas sociales y aspiran a la liberación de su pueblo. Entonces, ¿qué es lo realmente nuevo desde la época del BPP?
Ashanti Alston: Pienso que hay muchas similitudes, en el sentido en que son movimientos que existen para liberar a su pueblo, que ellos también entendieron la importancia de los programas de ayuda social para unir a su pueblo y para crear una fuerza social capaz de sobrevivir y de liberarse de la opresión nacional e internacional. De la misma manera, cuentan con jóvenes dispuestos a sacrificar sus vidas por esa causa. En muchos sentidos, me parece que tenemos muchas cosas en común. No sé cuál es exactamente su visión de la sociedad «ideal» que quisieran construir, pero apoyo en ellos la voluntad de emancipación. La necesitan mucho. No importa lo que haya alrededor. No importa que los cambios surjan en medio de la lucha. Al igual que otros movimientos, no se trata de grupos monolíticos, hay diferentes opiniones e ideas diferentes, y tendrán que reflexionar y luchar para tratar de encontrar las mejores ideas, mientras tratan de consolidarse como comunidad de resistencia.
Pero el Hezbollah logró resistir y ganar solo la guerra que Israel desató contra el Líbano durante el verano de 2006. ¿Por qué al BPP le resultó más difícil luchar contra su propio sistema, mientras que el Hezbollah logró ganar contra Israel?
Ashanti Alston: Buena pregunta. Sin dudas porque el BPP era muy joven. Y el tipo de lucha que estábamos librando era algo muy nuevo para nosotros. No teníamos experiencia alguna, aunque tratábamos de aprender lo mejor que pudimos. Por eso que establecimos lazos con otros movimientos, desde la Organización de Liberación de Palestina (OLP) hasta los movimientos africanos, hasta el Frente de Liberación Nacional de Vietnam. Queríamos aprender lo más rápido posible. Pero al mismo tiempo, el sistema también elaboraba estrategias lo más rápido posible para destruirnos. Ellos tenían experiencia. Ya habían destruido movimientos revolucionarios durante generaciones a través del mundo.
Sin embargo, se quedaron estupefactos ante el nacimiento de una revolución dentro de su propio territorio. Así que inventaron el CointelPro. Y como no teníamos experiencia alguna, las tácticas que utilizaron para dividirnos dieron resultado. Sin hablar de los medios de difusión que trabajan para penetrar en los corazones y las mentes de la comunidad negra y blanca con mensajes del tipo «Aléjense de esa gente. No los apoyen. ¡Son terroristas!». La situación del Hamas y del Hezbollah es diferente porque ellos pueden luchar de varias formas, han tenido altas y bajas durante dos décadas. Pienso que eso los ayuda en cierto sentido a ser capaces de desarrollar una forma innovadora de organización. Nosotros no fuimos capaces de hacerlo. Pero los éxitos del Hezbollah y el Hamas nos enseñan muchas cosas. Nosotros estamos reflexionando sobre lo que tenemos que hacer para volver a crear un movimiento con esa determinación.
En las mentes de muchos occidentales, el choque de civilizaciones, entre las civilizaciones judeocristiana y arabo-musulmana, es algo real, un antagonismo inevitable. ¿Cree usted que la historia de la lucha de los afroamericanos, tanto la del SCLC cristiano de Martin Luther King como la de la Nation of Islam de Malcolm X, pudiera servir para reconciliar a la sociedad estadounidense con el Islam?
Ashanti Alston: ¡Buena pregunta! En Estados Unidos, los musulmanes son principalmente negros, y los negros constituyen una gran comunidad. Sin embargo, la mayoría siguen siendo cristianos. Yo creo que actualmente el problema del miedo al Islam en Estados Unidos viene definitivamente de la Nation of Islam, y por otra parte del hecho que muchos jóvenes han salido al extranjero para aprender un Islam «de primera mano», muy riguroso… Pero la gente tiene que saber que los musulmanes de hoy en día no son diferentes de los cristianos, los budistas, los ateos… que son gente como los demás, que aspiran a la dignidad. Actualmente existe en la comunidad negra un importante potencial de reconciliación entre las dos religiones.
Mientras más protestemos y luchemos juntos, más crecerá el respeto entre nosotros. Además, la gente tiene modelos comunes en los que pueden sentir que existen, no sólo en la lucha revolucionaria sino también en el orgullo de vivir juntos. Está el ejemplo de Mohamed Ali y de otras figuras del Islam que dieron su apoyo a la comunidad negra. Con los dos ejemplos de Martin Luther King y de Malcolm X podría resultar sin dudas más fácil para los afroamericanos que para cualquier otra comunidad de Estados Unidos reconciliar el cristianismo y el Islam, ya que ambas religiones han desempeñado un papel significativo aquí. Nosotros podemos ser un modelo para las demás comunidades en Estados Unidos.

tomado de: http://www.webislam.com/?idt=9202

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