En el Centro Hispanoamericano de Cultura, en la capital cubana, se presentó en concierto el
trovador Toni Ávila. Este habanero residente desde hace años en la provincia de Matanzas -- un contrabalsero según sus palabras (pues todo el mundo emigra en la Isla al revés, hacia la urbe y no desde la ciudad hasta un sitio “del interior”)--, regaló un amplio panorama de varios de sus temas, armado sólo de su guitarra, sus buenos textos y su carisma desde la escena. La presentación forma parte del proyecto realizado por un equipo al mando del también trovador Pavel Poveda y auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz, Verdadero complot, que incluye la producción del concierto y su grabación para un posterior disco promocional. Asombró en esta ocasión ver a Toni Ávila sin su banda habitual acompañante, pero no se echó a extrañar. Incluso a guitarra, desde sus ingeniosos montunos y sus buenas dotes de improvisador, el trovador demostró que es de los poquísimos en Cuba capaces de poner a bailar al público --digo bailar literalmente--, en parejas y con vueltas elaboradas y todo, solo con voz y con seis cuerdas. Un imponderable, uno de esos malos duendes que rondan los conciertos troveros, hizo acto de presencia al inicio de la actuación. La pila de su guitarra electroacústica, se negó rotundamente a funcionar y, como pasa en las malas novelas, dio la casualidad que no había ni más pilas ni otras guitarras, como ocurre cuando hay más de un trovador a la vista. Sin embargo, aunque a la postre supimos que no quedó satisfecho con el resultado final a causa del contratiempo (suficiente para desconcentrar a cualquiera allá arriba), Toni evidenció un dominio escénico que ratos extrañamos en algunos trovadores; salió muy bien del trance y salvó la situación sin perder el ritmo ni la buena comunicación que tenía con el respetable. Con su habitual tono humorístico y risueño, el trovador superó el mal trance y con la ayuda del equipo de sonidistas, sacó la guitarra por otro micrófono y todo resuelto. El público olvidó pronto este percance y disfrutó de la presentación, que en lo adelante no sufrió en lo más mínimo ni en su calidad ni en su desarrollo.
En el concierto tuvimos la ocasión de volver a escuchar varios temas, de los mejores de la producción de este trovador, así como otros menos conocidos de su obra. Es una pena que el fatalismo geográfico de no vivir en la capital, un factor que disminuye la habitual escasa promoción de los trovadores, así como esa censura torpe que a veces cometen nuestros medios ante temas de aires “conflictivos” (entre otras causas), impidan que la obra de este artista sea más conocida en toda Cuba. Ante tanto artificio sonoro de baja ralea que se difunde, las canciones de Toni Ávila serían un buen oasis para los amantes de la música profunda, del texto con búsqueda, del buen decir. Aunque la poética de Tony se basa en el decir popular, en usar las palabras comunes de todos los días, sus versos, además de la sencilla hermosura de estar bien sentidos, contienen siempre muy hondas reflexiones. Quizás influya un poco el hecho de que su autor es Licenciado en las especialidades de Historia y Marxismo, pero rara vez se permanece ajeno a su decir. Lo cierto es que en temas como Científicamente negro; Cascarilla; Los menos y los más; Regalao (una canción acerca de nuestra historia reciente como nación, con sus oleadas migratorias, las soluciones diarias del cubano, y con la toma de postura de su autor, inexplicablemente censurada por un programa de la televisión nacional), entre otros que ponen certeros dedos en las llagas de cada día, son una buena prueba de las intenciones estéticas de Tony y de su posición y sus preocupaciones legítimas como cubano, como artista y como ser humano. Resulta miope intentar acallar canciones que como estas critican el racismo, los peloteos y regodeos burocráticos, las posturas de unos menos pretendiendo tener más para sí que para los más; o que describen también nuestras sombras y manchas perfectibles dentro del sol que intentamos. Es hora ya de dejar de evaluar con ojeriza y de intentar silenciar a los artistas que en verdad ofrecen sus reflexiones sinceras, positivas y profundas, que incitan seriamente al pensar; en lugar de promover otras propuestas que de tan ligeras no dicen nada, o peor, dicen tal sarta de vulgaridades y tonterías que pasan sin penas ni glorias.
Esperamos que pronto la grabación de este concierto circule de mano en mano entre los trovadictos. Cualquier trovero de ley debe tener entre sus temas a escuchar unos cuantos de este buen compositor. Tanto en la cuerda lírica amorosa --sencilla pero válida--, como en sus reflexiones filosóficas, o en las canciones donde se proyecta sobre la realidad cotidiana, con el destaque de utilizar siempre un espíritu optimista, poniendo a los malos tiempos las buenas caras de la esperanza y la alegría en la canción, a pesar de sus tópicos muy serios; hay muy buenas obras dignas de difundir y tener en cuenta.Felicitamos a Toni Ávila por esta presentación que, a pesar de su comienzo oscuro desde los imprevistos de la técnica, acabó con atronadores aplausos y parejas bailando al ritmo de las interminables improvisaciones e ingeniosos montunos del trovador. Por lo pronto, queda esperar la grabación del concierto y las próximas propuestas de Complot. Ojalá sigan a la altura de calidad que hasta ahora han dejado. Este concierto de Toni Ávila, como buena parte de los anteriores complotados, es buen ejemplo de hasta donde pueden elevar el listón del buen hacer los trovadores.
En el concierto tuvimos la ocasión de volver a escuchar varios temas, de los mejores de la producción de este trovador, así como otros menos conocidos de su obra. Es una pena que el fatalismo geográfico de no vivir en la capital, un factor que disminuye la habitual escasa promoción de los trovadores, así como esa censura torpe que a veces cometen nuestros medios ante temas de aires “conflictivos” (entre otras causas), impidan que la obra de este artista sea más conocida en toda Cuba. Ante tanto artificio sonoro de baja ralea que se difunde, las canciones de Toni Ávila serían un buen oasis para los amantes de la música profunda, del texto con búsqueda, del buen decir. Aunque la poética de Tony se basa en el decir popular, en usar las palabras comunes de todos los días, sus versos, además de la sencilla hermosura de estar bien sentidos, contienen siempre muy hondas reflexiones. Quizás influya un poco el hecho de que su autor es Licenciado en las especialidades de Historia y Marxismo, pero rara vez se permanece ajeno a su decir. Lo cierto es que en temas como Científicamente negro; Cascarilla; Los menos y los más; Regalao (una canción acerca de nuestra historia reciente como nación, con sus oleadas migratorias, las soluciones diarias del cubano, y con la toma de postura de su autor, inexplicablemente censurada por un programa de la televisión nacional), entre otros que ponen certeros dedos en las llagas de cada día, son una buena prueba de las intenciones estéticas de Tony y de su posición y sus preocupaciones legítimas como cubano, como artista y como ser humano. Resulta miope intentar acallar canciones que como estas critican el racismo, los peloteos y regodeos burocráticos, las posturas de unos menos pretendiendo tener más para sí que para los más; o que describen también nuestras sombras y manchas perfectibles dentro del sol que intentamos. Es hora ya de dejar de evaluar con ojeriza y de intentar silenciar a los artistas que en verdad ofrecen sus reflexiones sinceras, positivas y profundas, que incitan seriamente al pensar; en lugar de promover otras propuestas que de tan ligeras no dicen nada, o peor, dicen tal sarta de vulgaridades y tonterías que pasan sin penas ni glorias.
Esperamos que pronto la grabación de este concierto circule de mano en mano entre los trovadictos. Cualquier trovero de ley debe tener entre sus temas a escuchar unos cuantos de este buen compositor. Tanto en la cuerda lírica amorosa --sencilla pero válida--, como en sus reflexiones filosóficas, o en las canciones donde se proyecta sobre la realidad cotidiana, con el destaque de utilizar siempre un espíritu optimista, poniendo a los malos tiempos las buenas caras de la esperanza y la alegría en la canción, a pesar de sus tópicos muy serios; hay muy buenas obras dignas de difundir y tener en cuenta.Felicitamos a Toni Ávila por esta presentación que, a pesar de su comienzo oscuro desde los imprevistos de la técnica, acabó con atronadores aplausos y parejas bailando al ritmo de las interminables improvisaciones e ingeniosos montunos del trovador. Por lo pronto, queda esperar la grabación del concierto y las próximas propuestas de Complot. Ojalá sigan a la altura de calidad que hasta ahora han dejado. Este concierto de Toni Ávila, como buena parte de los anteriores complotados, es buen ejemplo de hasta donde pueden elevar el listón del buen hacer los trovadores.
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