El enemigo interno, el enemigo externo, y la guerra psicológica
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. La alabanza sea para Dios, Señor del Universo. Que las bendiciones y la paz sean con nuestro señor y Profeta Abû-l Qâsim Muhammad y con su excelente Familia, los más puros y los elegidos, guiadores, guiados e inmaculados, especialmente sobre el Remanente de Dios en la Tierra.
Tenemos dos grandes enemigos. Hoy voy a exponer brevemente a esos dos enemigos y bosquejarlos para que veamos qué debemos hacer frente a ellos. Una nación debe conocer a sus enemigos. Debe conocer sus planes y prepararse frente a los mismos. Tenemos dos enemigos: Un enemigo interno y otro que es externo. El enemigo interno es el más peligroso. ¿Cuál es el enemigo interno?
El enemigo interno son esas malas peculiaridades que es posible que tengamos en nuestro interior. La pereza, la falta de agilidad, la desesperanza, el egoísmo extremo, pensar mal de los demás, ser pesimista respecto al futuro, no tener confianza en sí mismo -ni en la propia persona, ni en la propia nación-, etc., todas éstas son enfermedades. Si el enemigo interno se encuentra en nuestras personas nuestra tarea será dificultosa.
Éstas son como termitas que arremeten contra las bases de un edificio y terminan destruyéndolo. Son como el gusano que se instala dentro de la fruta y termina pudriéndola. Debemos luchar contra esas malas peculiaridades.
Si podemos neutralizar a esos enemigos que tenemos en nuestro interior, en nuestras personas y en la cultura general de nuestra sociedad, entonces el enemigo externo no podrá infringirnos ningún daño.
En cuanto al enemigo externo, con ello queremos significar al régimen de dominación internacional, esto es, eso a lo cual llamamos arrogancia mundial. La arrogancia mundial y el régimen de dominación dividen al mundo en dominadores y dominados. Si una nación quiere defender sus intereses frente a los dominadores, entonces éstos se vuelven hostiles con esa nación, infringen presiones sobre la misma e intentan destruir su resistencia. Ese es el enemigo de cualquier nación que quiere ser independiente, digna, honorable y desarrollada, y que no quiere estar bajo el yugo de los dominadores.
Hoy, el exponente de esta hostilidad está conformado por la red del sionismo internacional y el actual gobierno de EE.UU. Por supuesto, esta hostilidad no es nueva sino que los métodos son los que han cambiado.
Hoy existe una contradicción en el mundo. A los ojos de las naciones musulmanas y los países de ciertas regiones -esto es, las naciones de Asia, África, los países latinoamericanos y los países de Medio Oriente-, la nación de Irán es valiente, defensora de la verdad y la justicia, y resiste frente a los avasalladores. Es así como conocen a la nación de Irán.
Esta misma nación de Irán y este mismo régimen de la República Islámica que es tan objeto de elogio por parte de los pueblos, desde la perspectiva de los poderes opresores ¡es acusada de infringir los derechos humanos! ¡Es acusada de amenazar la paz mundial! ¡Acusada de apoyar el terrorismo! ¡Eso es una contradicción! Una contradicción entre la visión de los pueblos y las ansias de los superpoderes.
Esta contradicción representa una amenaza para el régimen de dominación mundial. Día tras día éstos se alejan más de los pueblos. En la estructura de la liberal democracia occidental se ha producido esta erosionada brecha, la cual día tras día se tornará más grande. En definitiva, las propagandas de la arrogancia mundial podrán ocultar las realidades por un tiempo, pero no podrán hacerlo por siempre. Los pueblos día tras día se despiertan cada vez más.
Las contradicciones entre sus ansias y los anhelos de la gente y lo presenciado por la misma, se incrementan día tras día.
Hablan sobre democracia, hablan sobre derechos humanos, hablan sobre seguridad mundial, hablan de lucha contra el terrorismo, pero su malvado interior nos indica que son provocadores de guerras; nos señala que pisotean los derechos de las naciones; nos señala su profunda e insaciable ansia por las fuentes mundiales de energía. Eso es observado por los pueblos, ante los cuales, día tras día decrece más y más la reputación de la liberal democracia y de EE.UU. -que se encuentra a la vanguardia de la misma-. En contraposición, la reputación del Irán Islámico aumenta cada vez más.
Frente a estos dos enemigos, nosotros tenemos dos obligaciones: Primero debemos conocer al enemigo y luego debemos conocer sus planes.
Voy a resumir el programa de la arrogancia mundial contra la nación de Irán en tres frases. Primero: La guerra psicológica. Segundo: La guerra económica. Tercero: Combatir su desarrollo y capacidad científica.
¿Qué es la guerra psicológica? El propósito de la guerra psicológica es amedrentar. ¿A quién quieren amedrentar? A una nación que no se deja amedrentar; a las masas de gente que no se dejan amedrentar.
¿A quién quieren amedrentar? A funcionarios y personalidades políticas que, como decimos usualmente, conforman la élite (de una nación). A ellos quieren amedrentar. Quieren amedrentar a quienes son factibles de ser seducidos. Quieren seducir a ésos y debilitar la voluntad popular. Quieren cambiar la comprensión del pueblo respecto a las realidades de su propia sociedad. El objetivo de la guerra psicológica es éste. A una persona que no está enferma se le dice cientos de veces: “¡Señor! ¡Usted se ve agotado! ¡Usted está enfermo!”. Al final la persona termina sintiéndose un poco enferma.
Tenemos dos grandes enemigos. Hoy voy a exponer brevemente a esos dos enemigos y bosquejarlos para que veamos qué debemos hacer frente a ellos. Una nación debe conocer a sus enemigos. Debe conocer sus planes y prepararse frente a los mismos. Tenemos dos enemigos: Un enemigo interno y otro que es externo. El enemigo interno es el más peligroso. ¿Cuál es el enemigo interno?
El enemigo interno son esas malas peculiaridades que es posible que tengamos en nuestro interior. La pereza, la falta de agilidad, la desesperanza, el egoísmo extremo, pensar mal de los demás, ser pesimista respecto al futuro, no tener confianza en sí mismo -ni en la propia persona, ni en la propia nación-, etc., todas éstas son enfermedades. Si el enemigo interno se encuentra en nuestras personas nuestra tarea será dificultosa.
Éstas son como termitas que arremeten contra las bases de un edificio y terminan destruyéndolo. Son como el gusano que se instala dentro de la fruta y termina pudriéndola. Debemos luchar contra esas malas peculiaridades.
Si podemos neutralizar a esos enemigos que tenemos en nuestro interior, en nuestras personas y en la cultura general de nuestra sociedad, entonces el enemigo externo no podrá infringirnos ningún daño.
En cuanto al enemigo externo, con ello queremos significar al régimen de dominación internacional, esto es, eso a lo cual llamamos arrogancia mundial. La arrogancia mundial y el régimen de dominación dividen al mundo en dominadores y dominados. Si una nación quiere defender sus intereses frente a los dominadores, entonces éstos se vuelven hostiles con esa nación, infringen presiones sobre la misma e intentan destruir su resistencia. Ese es el enemigo de cualquier nación que quiere ser independiente, digna, honorable y desarrollada, y que no quiere estar bajo el yugo de los dominadores.
Hoy, el exponente de esta hostilidad está conformado por la red del sionismo internacional y el actual gobierno de EE.UU. Por supuesto, esta hostilidad no es nueva sino que los métodos son los que han cambiado.
Hoy existe una contradicción en el mundo. A los ojos de las naciones musulmanas y los países de ciertas regiones -esto es, las naciones de Asia, África, los países latinoamericanos y los países de Medio Oriente-, la nación de Irán es valiente, defensora de la verdad y la justicia, y resiste frente a los avasalladores. Es así como conocen a la nación de Irán.
Esta misma nación de Irán y este mismo régimen de la República Islámica que es tan objeto de elogio por parte de los pueblos, desde la perspectiva de los poderes opresores ¡es acusada de infringir los derechos humanos! ¡Es acusada de amenazar la paz mundial! ¡Acusada de apoyar el terrorismo! ¡Eso es una contradicción! Una contradicción entre la visión de los pueblos y las ansias de los superpoderes.
Esta contradicción representa una amenaza para el régimen de dominación mundial. Día tras día éstos se alejan más de los pueblos. En la estructura de la liberal democracia occidental se ha producido esta erosionada brecha, la cual día tras día se tornará más grande. En definitiva, las propagandas de la arrogancia mundial podrán ocultar las realidades por un tiempo, pero no podrán hacerlo por siempre. Los pueblos día tras día se despiertan cada vez más.
Las contradicciones entre sus ansias y los anhelos de la gente y lo presenciado por la misma, se incrementan día tras día.
Hablan sobre democracia, hablan sobre derechos humanos, hablan sobre seguridad mundial, hablan de lucha contra el terrorismo, pero su malvado interior nos indica que son provocadores de guerras; nos señala que pisotean los derechos de las naciones; nos señala su profunda e insaciable ansia por las fuentes mundiales de energía. Eso es observado por los pueblos, ante los cuales, día tras día decrece más y más la reputación de la liberal democracia y de EE.UU. -que se encuentra a la vanguardia de la misma-. En contraposición, la reputación del Irán Islámico aumenta cada vez más.
Frente a estos dos enemigos, nosotros tenemos dos obligaciones: Primero debemos conocer al enemigo y luego debemos conocer sus planes.
Voy a resumir el programa de la arrogancia mundial contra la nación de Irán en tres frases. Primero: La guerra psicológica. Segundo: La guerra económica. Tercero: Combatir su desarrollo y capacidad científica.
¿Qué es la guerra psicológica? El propósito de la guerra psicológica es amedrentar. ¿A quién quieren amedrentar? A una nación que no se deja amedrentar; a las masas de gente que no se dejan amedrentar.
¿A quién quieren amedrentar? A funcionarios y personalidades políticas que, como decimos usualmente, conforman la élite (de una nación). A ellos quieren amedrentar. Quieren amedrentar a quienes son factibles de ser seducidos. Quieren seducir a ésos y debilitar la voluntad popular. Quieren cambiar la comprensión del pueblo respecto a las realidades de su propia sociedad. El objetivo de la guerra psicológica es éste. A una persona que no está enferma se le dice cientos de veces: “¡Señor! ¡Usted se ve agotado! ¡Usted está enfermo!”. Al final la persona termina sintiéndose un poco enferma.
También sucede lo contrario. Si a alguien que está siendo víctima de alguna enfermedad, se le dice cientos de veces “¡Usted se encuentra bien!”, la persona siente una falsa mejoría. Mediante la sugestión quieren invertir las realidades de nuestro país a los ojos de nuestro pueblo. La nuestra es una nación con potencial, capaz, y poseedora de grandes recursos naturales. Tal nación puede progresar y disponerse a la vanguardia sin que haya ningún motivo por el cual deba desesperanzarse. Pero ellos quieren invertir las realidades y desesperanzar a la nación.
En sus propagandas invierten el sitio del acusador con el del acusado. Hoy, EE.UU. es el acusado y los pueblos del mundo son los acusadores. Hoy, nosotros acusamos a EE.UU.
EE.UU. está acusado de pertenecer a la arrogancia mundial, de promover el colonialismo, de promover guerras, de invasión militar, de provocar discordias internas. Nosotros somos los reclamantes. Nosotros somos la parte acusadora. Ellos quieren disponerse en la parte acusadora y colocar a la nación de Irán en la parte acusada.
Parte de la guerra psicológica del enemigo consiste en promover las diferencias. Suscitan y difunden en nuestro país diferencias regionales, diferencias religiosas -entre shias y sunnis-, diferencias partidarias y diferencias y luchas de clases.
En la cuestión de Irak acusan a Irán. Aquéllos que llegaron e invadieron Irak, humillaron al pueblo de Irak, ofendieron a las mujeres, hombres y jóvenes iraquíes de diferentes maneras, siendo que en estos mismos momentos los militares norteamericanos e ingleses se encuentran conduciéndose con total abuso en Irak…, esos mismos ¡acusan a Irán de entrometerse en los asuntos de Irak!
Cuando el estado de EE.UU. y muchos otros estados occidentales apoyaban al aniquilado baazista Saddam, la nación de Irán les abrió los brazos a los iraquíes emancipados. Personas libres que vinieron hasta aquí y que nosotros protegimos de la maldad de Saddam. Hoy, esos mismos han llegado al poder y al gobierno en Irak.
El terrorismo en Irak es incitado por los servicios de espionaje de EE.UU., Inglaterra e Israel.
Esta matanza entre hermanos en Irak no es producto de una guerra shia-sunni. Los shias y los sunnis convivieron por siglos en Irak y no tuvieron guerras. Hay muchas familias iraquíes en las que algunos son shias y otros sunnis.
Fueron ellos los que provocaron esos actos de terrorismo. Son ellos los que se benefician de la inseguridad.
En cuanto a los rumores que siembran sobre la influencia shia, la difusión del Shiísmo por parte de Irán, “la media luna shiíta” y otras aseveraciones como esas, eso conforma una de la ramificaciones de su guerra psicológica.
La guerra económica también es otra. Quieren disponer en estrechez a la nación de Irán en lo concerniente a los asuntos económicos.
Nosotros podemos hacer florecer nuestra propia economía. Nos amenazan con boicot. El boicot no puede hacernos daño. ¿Acaso hasta ahora no hemos estado bajo boicot? ¡Nosotros logramos la energía nuclear encontrándonos bajo boicot! Nosotros logramos desarrollo científico encontrándonos bajo boicot. Nosotros logramos esta extensa edificación del país encontrándonos bajo boicot. En situaciones, incluso es posible que el boicot apareje nuestro propio beneficio.
En cuanto a la cuestión de enfrentarse al desarrollo científico, en esta misma cuestión de la energía atómica tenemos un importante ejemplo. En declaraciones, medios políticos y otros, se dice que los estados occidentales no están de acuerdo con que Irán posea energía nuclear. Bueno…, que no lo estén. ¿Acaso nosotros le pedimos permiso a alguien para conseguir la energía nuclear? ¿Acaso la nación de Irán ingresó a este terreno con el permiso de alguien como para que ahora digan “no estamos de acuerdo”? Bueno…, no estéis de acuerdo. El pueblo de Irán está de acuerdo y desea tener energía nuclear.
… ¿Acaso poner en peligro el futuro del país, dejar de considerar totalmente las necesidades del mañana del país, eso no representa un problema? ¿Acaso los funcionarios del país tienen el derecho de traicionar a las generaciones venideras? Hoy tomemos el petróleo y utilicémoslo. Un día se acabará. ¿Acaso ese día la nación de Irán, para su electricidad, para sus fábricas, para su calefacción, para su alumbrado, para la marcha de su vida, deberá estirar la mano a otros países para que le otorguen energía? ¿Acaso tal cosa sería lícita para los funcionarios del país?
Aquellos que celebran la nacionalización del petróleo que tomó lugar a manos del Dr. Mosaddegh y el fallecido Aiatol·lâh Kâshânî (que sepan) que eso fue algo pequeño en relación a esto. Esto es mucho más grande que eso.
Los funcionarios de nuestro país no han cometido ninguna acción ilegal. Todas nuestras actividades son realizadas frente a los ojos de la Agencia de Energía Atómica, y no tenemos ninguna queja por ello. Nosotros no nos oponemos a que eso tenga lugar bajo su supervisión.
El alboroto y las presiones sobre la nación de Irán a causa de este tema, el empleo arbitrario del Consejo de Seguridad de la ONU será en detrimento de los poderes enfrentados a Irán.
Voy a decir lo siguiente: Si es que pretenden hacer un uso arbitrario del Consejo de Seguridad y por ese medio intentar ignorar este categórico derecho… nosotros hasta ahora lo que hemos hecho fue en conformidad a las leyes internacionales; si ellos quieren ir por fuera de la ley, nosotros también podemos ir por fuera de la ley, y lo haríamos.
Que la Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Dios sean con vosotros.
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