Por la Razón o la Fuerza
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EXONERADO
El hecho.Al presentar mi renuncia voluntaria, “POR MALAS CONDICIONES LABORALES” fui detenido por la Central Nacional de Informaciones (Mayor Herrera) acusado de deserción y obligado a retirar mi renuncia al empleo o cambiarla por “PERDIDA DE VOCACION PROFESIONAL”.La opción que tome fue la de retirarla, no renunciar, esto ocurrió en el Regimiento Maipo en Valparaíso.
Posteriormente y después de dos destinaciones en un mismo año, en el Regimiento Andalién de Cauquenes, bajo el mando del Teniente Coronel Raúl Pinto Pérez, mientras se me mantenían arrestado en mi domicilio particular, fui presionado con una supuesta “URGENCIA MEDICA” que afectaba a mi esposa y que significaba operarla de emergencia en Santiago, con el consiguiente abandono de mi hijo, pero se me ofreció como salida para esta situación la firma de mi renuncia al empleo por “PERDIDA DE VOCACION PROFESIONAL”.Nunca existió la supuesta enfermedad.
En aquellos tiempos yo estaba considerado como desafecto a la institución por manifestar mi desagrado por los abusos de poder con el personal y con los civiles.Por ser considerado como desleal al efectuar abiertas críticas a las formas de presión ejercida por la institución y el gobierno, fui catalogado como peligroso para el sistema y por lo tanto “DADO DE BAJA”, con el máximo de desprestigio y no conforme con ello, persiguiéndome posteriormente en cualquier actividad laboral que emprendí.No podía irle bien a un OFICIAL desafecto con la institución y su gobierno.Relato histórico.La escuela militar y mi primera unidadEl año 1974, ingreso a La Escuela Militar como alumno de primer año, para graduarme como Oficial del Arma de Infantería 4 años mas tarde, en diciembre de 1977.-Mi decisión de ingresar a la escuela Militar significo un pequeño conflicto familiar por que mientras mi madre me apoyo, debí enfrentar la oposición de mi padre, que a la fecha del Golpe Militar (11 Sep. 1973) ocupaba el cargo de Consejero Provincial de La Democracias Cristina en Concepción.Pero todo se soluciono en torno al dialogo y al cumplimiento de los compromisos adquiridos por mi.Una vez tratado el tema conté con el apoyo necesario de toda la familia y ví cumplida mi meta de ingresar a La Escuela Militar y graduarme como Oficial de Ejército.Es decir, o lo que quiero señalar es, que pertenezco a una familia en que los problemas se solucionan respetando las opciones de cada uno de sus miembros, lo que me ha significado cargar en mi vida con la herencia compuesta de un fuerte código valorico.Mi primera unidad fue el Regimiento Chillan y también en ella donde vívo mi primera experiencia en torno a la temática de los derechos de las personas y uso desmedido de la fuerza, lo que por supuesto me impacto fuertemente, pero que lo asumí como un caso aislado y fruto de un hecho de responsabilidad de una persona en particular.Lo puntual es que mientras cumplía un servicio de guardia, en la madrugada como a las 4, capture a un individuo el que resulto ser un indigente quien fue inducido por terceros a ingresar al regimiento en busca de trago.Seguramente parte de una pésima broma o una forma de probar el sistema de seguridad del cuartel militar.Yo logre sorprender al sujeto sin provocarle daño alguno y dejarlo retenido en el calabozo, cuado informé de la novedad al Comandante del Regimiento, - aquí es donde se genera el conflicto- soy consultado, -por el lugar en que se encontraría el cadáver-. A lo que respondo que el sujeto fue aprendido vivo y se encuentra retenido en un calabozo.La reacción del Comandante del regimiento fue muy violenta, me reprendió duramente por no haber ejecutado al sujeto en el mismo lugar en que ingreso al regimiento.Debo insistir que esta experiencia me marco fuertemente, me provoco muchas dudas respecto de que situación se vivía al interior de las unidades militares, pero siempre asumí que debía tratarse de un hecho de responsabilidad personal de comandante del regimiento, apoyando mi tesis en que se trataba de un oficial de estado mayor y especialista en inteligencia, es mas años mas tarde fue Director de Inteligencia del Ejercito.Este mi primer encuentro cara a cara con la represión me marco fuertemente, pero no tenia la madures ni el valor para asumirlo y tomar una decisión más de fondo.Movilización al sur por conflicto limítrofe con Argentina.El 11 de septiembre de 1978, nos encontrábamos en el casino del regimiento Chillan celebrando un aniversario más del pronunciamiento militar del 73, cuando los oficiales fuimos reunidos y se nos informo que por conflictos inminente en la frontera con Argentina, seriamos movilizados ese mismo día a Coyhaique.Y así ocurrió a las 16:30 horas nos encontrábamos en los buses rumbo al aeropuerto Carrier Sur de Concepción y a media noche volando a Balmaceda.
Por muchos años permanecí en la zona austral del país, primero destinado en Coyhaique y posteriormente en Tierra del Fuego, las actividades profesionales diferían mucho de lo que ocurría en el resto Chile, vivíamos una lógica de guerra frente a la posibilidad de un conflicto bélico internacional.
Nuestra función diaria se refería a situaciones tácticas y estratégicas de seguridad nacional frente a un adversario externo.Las comunicaciones, noticias e informes, no tenían claridad, no se contaba con los medios comunicación que hoy existen, nuestra forma de vida era de total aislamiento, tanto en lo territorial como en lo social.Aun así, en conversaciones de casino solía aparecer el tema de los acontecimientos referidos a la situación interna del país, generalmente por boca de oficiales recién destinados desde la zona central quienes nos contaban sus experiencias.En una oportunidad durante una conversación en Manantiales, el Capitán Manuel Espinoza contó como fue la captura, en el sector de los bosques de Valdivia, del mítico Comandante Pepe.Él comandaba una compañía de comandos y nos señalo casi textualmente que le dio vergüenza la cantidad de medios empleados en la captura de un grupo de no más de 4 a 5 personas mal armadas y pésimamente equipadas, por lo que lejos de sentirlo como un logro en su carrera lo consideraba una mancha deshonrosa. A los pocos días Manuel Espinoza fallecía en un accidente de transito mientras se dirigía a Punta Arenas.De inmediato surgieron rumores de un atentado, pero no llegaron a ser más que eso, rumores.Este hecho provoco en mí una sensación muy extraña, hoy mas maduro y con más antecedentes puedo decir que fue mi verdadero despertar a la realidad que se vivía en torno a la represión ejercida contra quienes no apoyaban las políticas del gobierno y la institución con respecto a las doctrinas de seguridad y gobierno interior.Pero nuestra realidad era muy distinta y las funciones se limitaban a un posible conflicto internacional con un adversario real.Regimiento Maipo, Playa Ancha.Una vez destinado a la zona central del país, específicamente a Valparaíso, la realidad de la represión y violación a los derechos de las personas me abofeteo el rostro, y es en este escenario que presento, por primera, vez mi renuncia al empleo por MALAS CONDICIONES LABORALES.Yo no podía expresarlo de otra manera, tenía esposa y un hijo que proteger, además amaba mi carrera, pero tampoco podía ser parte de una pandilla de delincuentes. Entonces pensé que la única forma civilizada de hacer algo pasaba por renunciar a la institución y sus prácticas ilegales.
No solo me fue rechazada la solicitud, si no que además fui perseguido y apresado, acusado de deserción, se me obligo a cambiar la causal de la renuncia o seguir en la institución.
Durante mi arresto por parte de la CNI y posteriormente en el Casino de Oficiales del Regimiento Maipo, muchos amigos, en su mayor parte Reservistas del Ejercito, tomaron conocimiento de la situación, a causa de ello la noticia se difundió llegando a muchas esferas tanto de gobierno como institucionales, hoy estoy seguro que fue gracias a eso que no desaparecí o sufrí un accidente. Pero también fue lo que alerto a las unidades de inteligencia que mi persona significaba un peligro, por cuanto muchos miraban mi caso y se encontraban dispuestos a tomar acciones para mi defensa, pase a ser un peligro para el orden institucional.
Como el Cdte. del Regimiento Maipo, luego de escuchar mi verdad, no se presto para el juego en mí contra. Entonces, la institución, busco quien podía hacer las veces de verdugo y por ello me destino a Talca.Talca y Cauquenes, el principio del finEn el regimiento Talca solo serví unos par de meses. Un poco antes de ser re-destinado a Cauquenes, el 2° Comandante me confidencio lo que ocurriría y el por que de mi traslado, me contó que ellos tenían orden de darme de baja en la forma mas deshonrosa posible, pero que una vez que me fueron conociendo y valorándome como persona y oficial, no estaban dispuestos a hacerlo y que en esa tónica, seria transferidos a Cauquenes donde el comandante del Regimiento Andalién, Teniente Coronel Raúl Pinto Pérez, que se vanagloriaba de ser un hombre muy duro y comprometido con la represión y eliminación de los enemigos del régimen, si estaba dispuesto a cumplir la misión.Que me cuidara y también a y mi familia, por que el peligro existía y mis días estaban contados.
Así fue. Cauquenes se convirtió en un infierno, y con una argucia propia de los tiempos, lograron la firma en mi renuncia al empleo por “PERDIDA DE VOCACION PROFESIONAL”, y no solo eso, además se me robo los fondos correspondientes a mi desahucio, llamaron al padre de un oficial de mi compañía, que le había ofrecido trabajo en Brasil, para que no me contratara recordándole que el tenia un hijo en la institución y que yo soy una persona traidora a la patria y desafecto a la institución.
Ya de baja de la institución, al ir a recuperar los enseres de mi casa me entré que el alférez en cuestión, el hijo de quien me ofreció trabajo, se encontraba cautivo en la enfermería y sometido a un tratamiento que lo mantenía drogado las 24 horas del día, es decir ausente de la realidad.Procedí en consecuencia, me robe al alférez desde su pieza y lo mande a Santiago, a casa de su madre.Esa noche mientras trabajaba en el embalaje de mis enseres de casa se presentaron algunos Clases y Soldados de mi ex-Compañía, venían equipados con fusiles, me señalaron que ellos me acompañarían fuera de Cauquenes, por que Pinto Pérez me tenían preparada una trampa, donde Carabineros me sorprenderían para matarme.Con ellos acompañándome, logres salir de Cauquenes y regresar a Santiago.
Tiempo después fui citado a una unidad de Carabineros, acusado de Robo de Vehículos, apresado en el regimiento Maipo de Valparaíso.Fui juzgado y condenado. Mientras duró mi prisión solo cada 2 días a las 2 o 3 de la madrugada se me sacaba caminar al patio del regimiento por algunos minutos, fue el personal que había servido bajo mi mando el que escondido, a hurtadillas, me llevaba comida.También fueron ellos quienes me impidieron fugarme, cuando un oficial de me tendió una trampa. Me señaló que dejaría libre de guardias un sector para que me fugara y que lo hacia por lealtad a un compañero de curso.Afuera me separaba la CNI para aplicarme la ley de fuga.
Cuando comenzaba a recuperarme, mientras tenia un pequeño taller-fabrica de calzados, en lo que trabajaba para mantener a mi familia, fui llamado por el Agente del Banco del Estado sucursal Playa Ancha y me señalo que me cerraba la Cuenta Corriente por que ya no era militar y que me fuera a un Banco Comercial.Pocos días antes de esto me había encontrado con dos oficiales del Regimiento Maipo en la sucursal del banco y supieron que económicamente estaba bien.
Que soyDesafecto, desertor, traidor a la patriaCon esos términos fui identificado durante muchos años y hoy, cuando Chile ha descubierto definitivamente el velo que mantenía oculta una terrible verdad, comienzo a aceptar que no me equivoqué, por que fueron fundamentos morales los que me llevaron a solicitar mi renuncia al empleo de Oficial del Ejército de Chile.En estos momentos en que no soy nada, ni víctima ni victimario, me encuentro en una nebulosa, solo sé que en un instante mi vida torció su rumbo, mi futuro se truncó.Soy autor de mi propia senda, para bien o para mal he tomado autónomamente la mayoría de mis decisiones, ellas, como fruto de un análisis, de poner en contraposición enseñanzas y experiencias.Pero hay circunstancias especiales que me marcaron, minaron mi conciencia, resintieron mis cimientos morales. Acontecimientos que se fueron dando en sintonía con las condiciones profesionales y laborales que existían mientras el Ejército de Chile fue parte del gobierno de su Comandante en Jefe el General Augusto Pinochet.A la luz de los nuevos hechos nacionales, reafirmo en mi conciencia que al seguir un camino distinto al de la gran mayoría de los miembros de la institución no obré mal, no me equivoqué, no fue un error, que los términos desafecto, desertor, traidor a la patria, no me son aplicables, hoy siento recuperada la fe en mis valores más íntimos.Cuando muchos simplemente actuaron de una u otra manera, en los deleznables hechos hoy por todos conocidos y ya aceptados como una verdad histórica, me vi lleno de sentimientos encontrados, entre el cariño por mi carrera y la dolorosa realidad de la que fui tomando conciencia a través de conversaciones de casino, relatos informales o simplemente por órdenes o instrucciones directas de algún mando.Me sentía parte de un proceso que no estaba dispuesto a avalar, pero amaba mi carrera y era todo lo que tenía, lleno de temores, más al futuro que a las represalias y con 11 años de servicio en unidades militares y reparticiones de gobierno, saturado de tener que vivir en un doble estándar, de sentirme cómplice o aval de estas situaciones de prepotencia y violación de los derechos de las personas, presenté mi renuncia al empleo de Oficial de Ejército, frente al 2º Comandante del Regimiento Maipo, "POR MALAS CONDICIONES LABORALES" y me fui a casa de unos amigos para asumir mi dolorosa y amarga decisión.
Me enteré que la renuncia me había sido rechazada, cuando fui detenido por organismos de inteligencia (CNI y Dpto. II) y llevado a la Fiscalía Militar y luego al regimiento Maipo.Se me ponía como condición para aceptar mi renuncia, el cambio de los términos o motivos, por que decir malas condiciones laborales se entendían como comunismo, y mi actitud se veía como la de un traidor a la patria. Incluso más, me amenazaron con juzgarme por deserción, acusación que no prosperó por que señalé que tenía, en una Notaría, la copia de mi renuncia al empleo.
A partir de este evento, mi vida en la institución cambió, pasé a ser un paria dentro de las unidades, luego, después de algún tiempo y dos destinaciones en el mismo año, tras ser sometido a mucha presión, el Comandante del Regimiento Andalién de Cauquenes, Teniente Coronel Raúl Pinto Pérez, logró por fin que firmara mi renuncia por lo que se dio en llamar como “PERDIDA DE VOCACIÓN PROFESIONAL” Hoy afirmo con tristeza que mi renuncia por pérdida de vocación, fue el fruto de una larga sucesión de presiones indebidas para lograrla, ejercidas en forma tanto directa como indirecta por parte del propio Comandante del Regimiento Andalién ya citado utilizando para ello organismos de inteligencia, todo después de haber sido acusado de ser comunista por manifestarme en contra de las condiciones laborales y morales del Ejército que por aquella época me obligaba a participar o ser cómplice por omisión, de los abusos de poder y violación de los DD HH.Este repudio que sentía en lo más profundo de mi ser, de la única forma valiente y civilizada que podía manifestarlo era renunciando a mi empleo, pero la verdad es que además renunciaba a mi vocación, a mi futuro y, en definitiva, a mi proyecto de vida, si no lo sabré yo.Posteriormente, durante mi desempeño como civil, continué siendo perseguido y acusado de varios delitos, con ello, poco a poco, mi alma se resintió al punto de hacerme cambiar como persona y convertirme en un ser temeroso de vivir.
Mi futuro se desarmó por efecto de los miedos que se apoderaron de mi ser, y se derrumbó mi escala de valores, pues veía que mis compañeros de curso tenían un buen pasar, torturaban o aceptaban que ello ocurriera, pero sus hijos se encontraban en buenos colegios, se alimentaban bien y vestían buena ropa, y todos protegidos con una salud de primera y la seguridad de una muy buena pensión para su vejez.
Yo, que pienso que he obrado bien, veo atónito cómo mi vida es un desastre, cómo no tengo ninguna opción de vejez digna, no he sido capaz de darle a mi mujer y mis hijos las más mínimas comodidades, han nacido y se han desarrollado en la pobreza.Ejemplo para mis hijosHoy me pregunto que ejemplo soy para mis hijos, tomé el camino correcto y su precio ha significado privaciones económicas y frustración profesionales y de vida.En similares circunstancias que camino deben seguir ellos.Los oficiales que torturaron, mataron u obviaron viven bien.
Y su padre en realidad ¿¿¿¿que es????
Tomado de: Por la Razón o la Fuerza
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